Los recursos energéticos han hecho de Oriente Medio el teatro de operaciones y confrontaciones entre EE.UU, Rusia, Europa y, ahora, las grandes potencias asiáticas; un continuo tira y afloja para evitar una potencia hegemónica en la zona, dominando así el abastecimiento energético.
Si se mira hacia Asia, se observa un continente en continua mutación: a su cabeza, China; la fábrica del mundo y motor de las potencias emergentes. La creación de un Banco Mundial y los “paseos” de la Marina militar china por los puertos iraníes demuestran que China no acepta un orden mundial en el cual no se cuente con ella. Quiere un puesto en la mesa donde se reparten el “pastel” los bandidos imperialistas.
No contentos con esto, preparan las mayores maniobras conocidas y desarrolladas por la OTAN jamás vistas (desde el mar Báltico hasta el mar de China). ¿Quizá un mundo convulso preparándose para la guerra?.
Mientras tanto, una vergonzosa política migratoria desarrollada por los poderes de la UE, convierte a la ruta del Mediterráneo en una senda de sufrimiento y muerte. Ahora, estos poderes plantean más controles, sobre todo por tierra. Esto significa aumentar los riesgos y la desesperación para los que creen que en las ciudades del Imperialismo encontrarán el bienestar; en definitiva, la “luz”. Lo que quizá no sepan es que se toparán con un “eclipse”. No podemos cuantificar las decenas de miles de refugiados. Lo que podemos decir, es que esto continuará. Es como si se estuviese ensayando algo más fuerte. Como si estuvieran ensayando una posible confrontación.
Nadie está a salvo. Son multitud de guerras las que origina el desigual desarrollo capitalista, ahora ya en su fase superior, el Imperialismo. Son guerras por elección, por situación geoestratégica, por cuestiones geopolíticas etc. Todo un genocidio.
Los intereses que giran alrededor del negocio de los inmigrantes son espurios; el uso político es despiadado; el comportamiento xenófobo, sobre todo en el este de Europa, no tiene límites: la llamada al racismo impera de mil maneras. El que a pesar de todo consigue llegar y presenta una solicitud de asilo esperará meses y quizá años en espera de una respuesta que incluye el que pueda ser devuelto a su país.
La minoría internacionalista comprende perfectamente la dinámica de la nueva fase estratégica del imperialismo. Su tarea ineludible consiste en llevar la comprensión de esta fase a nuestra clase para hacer de ella un elemento de fuerza en esta nueva fase estratégica
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