Enfermedades confundidas con terapias

Cada vez que se acercan unas elecciones, aparece algún que otro demagogo que cree que va a ganar fácilmente, recogiendo unos cuantos votos en los miedos, en los rencores de una incertidumbre social que está norma en el capitalismo, pero que ha sido amplificada por la crisis. 

Así es como los inmigrantes se convierten en chivo expiatorio, o en los  mítines se inventan imaginarias vías de escape, fuera del euro y de Europa y dentro de las viejas fortalezas nacionales. Tanto es así que, para contrarrestar el golpe, un guiño al ritmo de “ley y orden” o a la retórica euroescéptica no falta en la campaña electoral de cada partido. Televisiones y grandes periódicos aportan su granito de arena: en el desequilibrio político se creen terapia pero son parte de la enfermedad. 

El "alumno ejemplar" de las políticas de austeridad

Durante los últimos meses se han multiplicado las declaraciones sobre la tímida recuperación de la economía española, aunque siempre en un contexto de grandes incertidumbres y dificultades puesto que las últimas estadísticas señalan que algunos de los principales países de la zona euro, como Italia y Francia, se encuentran estancados en la práctica.  

Las proyecciones elaboradas por la Comisión Europea sobre el futuro crecimiento del PIB y del empleo para nuestro país continúan siendo endebles y sólo parecen indicar que se ha detenido la profunda caída que se venía produciendo desde hace un lustro....

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Una orden que se tambalea?

La ideología corriente separa la unidad de la economía mundial de la política de potencia. Por un lado, el comercio y la interdependencia en los intercambios; por el otro, la guerra; cuanto más circulan mercancías y capitales, menos surgen conflictos entre los Estados; la globalización es el siglo XXI, la fuerza militar el XIX y el XX. Es un traje nuevo para una ilusión vieja: fue el sueño también de la Belle Époque hace cien años, en vísperas de la primera Gran Guerra del Imperialismo.

En realidad, es precisamente la guerra de los capitales que agarra y hace moverse los Estados, y tarde o temprano se convierte en verdadera guerra si la revolución comunista no rompe ese círculo infernal. Miremos a la nueva partida que ha empezado precisamente sobre el sistema y sobre las instituciones que presiden la economía globalizada. EE.UU. y Europa quieren escribir las reglas de la unidad imperialista también para China, y proyectan dos grandes áreas liberalizadas a través del Atlántico y el Pacífico. China responde con la India, Rusia, África del Sur y Brasil, creando un Banco de desarrollo y un Fondo que están a mitad de camino entre una aguerrida negociación y una amenaza de escisión.


También las guerras regionales del momento dependen del ascenso y el ocaso de las potencias. En Ucrania, la apuesta para Rusia es la Unión Euroasiática con la que negociar con la U.E.; por esta razón, Washington está en retirada y Pekín se perfila en el horizonte; la crisis de los viejos equilibrios vuelve a reavivar conflictos seculares mantenidos vivos a través de ríos de petróleo.En esta lucha sin cuartel que erosiona el viejo orden, en Europa continúa la reestructuración. 

En conclusión, la batalla de Francia ha empezado, el objetivo es la alineación de París con Berlín; según lo previsto, un eje mediterráneo contra Alemania era una falsa pista, una mera sugestión.Ahora más que nunca, una estrategia internacionalista tiene que ser la brújula para nuestra clase, en la autonomía política y en la lucha contra todo imperialismo.

GAZA, DONETSK, IRAK, SIRIA...: EL IMPERIALISMO ES UNA BARBARIE SIN FIN

Gaza, Donetsk, Irak, Siria:  el imperialismo es una barbarie sin fin

Desde hace semanas crece el nivel de violencia imparable, que ha alcanzado niveles aterradores. Desde la Franja de Gaza hasta Donetsk, pasando por Bagdad y Damasco, el mundo es sacudido por las insanables convulsiones del imperialismo, que encienden en todas las latitudes hogueras de tensiones y crisis: una carnicería que consume la vida de miles de trabajadores, jóvenes, mujeres y niños. Víctimas indefensas de una barbarie sin límites y fronteras.

En este mundo caótico se reproduce cada vez con más fuerza el horror sin fin de la guerra. Cien años después de la primera masacre imperialista este mundo reaviva luchas entre etnias, fanatismos religiosos y frustraciones de nacionalismos impotentes que nunca se han apagado, por los cuales las poblaciones locales pagan su tributo sangriento.
El precio más alto, como siempre, lo paga el proletariado, engatusado por ideologías venenosas y enviado a la masacre por los intereses de burguesías regionales empapadas de petróleo, codiciosas y  sujetas desde siempre al «juego» cínico e hipócrita de influencias de viejos y nuevos imperialismos.

Irak, once años después de la aventura estadounidense para exportar con la fuerza paz  y democracia  se hunde en el caos. Dividido por una lucha por el reparto de la renta petrolífera en la cual se ha llegado a empuñar hasta la bandera del «califato». Solo en las últimas semanas el conflicto se ha cobrado miles de víctimas.

Una situación explosiva, alimentada también por el caos en la cercana Siria donde, tras una carnicería de tres años y cientos de miles de muertos, parece empezar una «normalización» bendecida por las potencias que consiste en la confirmación en el poder del sangriento régimen de Assad. 

Mientras tanto  en Gaza la población se encuentra otra vez entre la espada y la pared. Carne da cañón entre los bombardeos del ejército israelí y los cohetes lanzados por Hamás.  Ya se han producido más de 500 muertos, entre ellos por lo menos un centenar de niños, 55 mil desahuciados y 2000 casas destruidas. 
Un precio espantoso e inaceptable, no menos que el pagado por la locura nacionalista en el Este de Ucrania. Desde hace meses este conflicto recae sobre la cabeza de la población inerme y engatusada, entre las apuestas, intrusiones y debilidades de Moscú, Washington y Bruselas. 

Son campos de lucha de la incesable contienda entre viejas potencias en ocaso y nuevos imperialismos ascendentes. Son bancos de pruebas en los cuales se miden las relaciones de fuerza de cara a las más violentas contiendas del futuro.
En esta guerra sin fin nuestra clase no puede hacerse remolcar por las diferentes fracciones burguesas. No debe seguir pagando impotente los precios espantosos de esta interminable barbarie. 

Hay decenas de millones de proletarios en los Estados árabes, más dos millones de proletarios israelíes, a los que se suman por lo menos 13 millones de proletarios asiáticos emigrados en el Golfo. Y hay decenas de millones de jóvenes proletarios también en el Este de Europa.

Son grupos impotentes del proletariado mundial. Si tuviesen conciencia de su propia fuerza podrían oponerse tanto al gran terror de las grandes potencias como a las pequeñas guerras del terrorismo y del nacionalismo. 
El capitalismo ofrece a los jóvenes y a los asalariados un futuro de horror y barbarie sin fin. Por esta razón reconstruir el internacionalismo para nuestra clase es un interés vital.

Felipe VI quiere descartar a toda costa la opción de Cartagena

Resulta curioso que los encajes de bolillospolíticos realizados y hábilmente calculados por las clases dirigentes, con el “nihil obstat” de la totalidad de los partidos políticos del arco parlamentario, previos a la proclamación del nuevo Borbón, Felipe VI, son similares a los realizados a la muerte del dictador, cumpliendo así su mandato, para la entronización de su “augusto” padre, Juan Carlos de Borbón. Hoy, como ayer, parece ser que Washington y Berlín habrían dado el visto bueno al salvamento del trono con Felipe VI.

Nosotros entendemos que esta operación política de gran calado bien pudiera haber llevado aparejada en el mismo paquete una serie de condiciones. Una de ellas pudiera referirse al inmediato finiquito del presidente del actual Ejecutivo, o bien, esperar a la decisión de las urnas en los próximos comicios municipales de mayo de 2015.  Está por ver.  Esta trama política de gran calado, y que hoy han hecho realidad, busca ganar tiempo y con éste, cierta legitimidad hasta las próximas elecciones locales de mayo de 2015.

La corrupción, el paro, los rescates a la banca, los ataques a los salarios y derechos, los recortes en sanidad y enseñanza. En definitiva, son precisamente los ataques del imperialismo europeo a las clases trabajadoras los que están llevando a la sociedad española a una situación dramática. Precisamente, la inacción del PP y PSOE, con el silencio cómplice del resto de partidos del arco parlamentario, han hecho que los resultados de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo se llevaran por delante el bipartidismo, el Rey, e incluso la actual institución monárquica, hoy regentada por Felipe VI, pudiera estar viéndose supeditada a una especie de “espada de Damocles”.  Esto último, no estaría bien visto por Alemania y EE.UU. Una profunda desestabilización política en el sur de Europa podría, por simpatía, alcanzar a más países del área mediterránea de la UE.

Para la gran burguesía, una de las ventajas para el éxito de esta operación política ha sido su lanzamiento por sorpresa. Desde algunas fuerzas políticas esto es visto como la segunda transición: una operación en la cual participa la banca, las grandes empresas, PP, PSOE, las empresas mediáticas y los dos grandes sindicatos “mayoritarios” (por cierto, cada vez menos grandes). Todos ellos, juntos y revueltos, conjurados en mantener una monarquía obsoleta, antidemocrática y corrupta.

Este régimen, heredero del franquismo, ante la debacle electoral del bipartidismo y la ruptura del status quo de 1978, ya no es capaz de sujetarse a sí mismo ni con clavos e inicia una huída hacia delante poniendo en marcha la “segunda transición”, que como en la primera, tratan de ningunear otra vez más a las clases trabajadoras.

Sin duda alguna, estamos ante una operación de abdicación y entronización que ya llevaba tiempo fraguándose en la sombra. Una operación de maquillaje o cambio de envoltorio para reforzarse políticamente ante las próximas reformas que faltan por venir. Ante semejante operación política, surgen varias preguntas:

¿Qué pasa con Rajoy?  ¿Tiene fecha de caducidad o será confirmado con esta operación?
¿Qué papel cumplirá o debería cumplir IU, Podemos, etc.?
¿Hasta dónde están dispuestos a empujar?
¿Hay preparada otra alternativa o “plan B”?
Si es así ¿quién la lidera o la impulsa?

Todas estas preguntas, y más, necesitan ser analizadas y tratar de entender qué beneficios saca con ello nuestra clase. En esta línea ¿qué ha significado la monarquía parlamentaria durante todo este periodo?: una carrera demagógica, un mercado de prebendas y favores, una corrupción sin límites, un provincialismo ignorante del mundo, sin un ápice de visión, que ha terminado en una farsa desquiciada. Detenerse en este teatro de vanidades es una pérdida de tiempo.

Para nosotros los trabajadores y trabajadoras, dejarse embaucar por las ilusiones monárquico-parlamentarias significa ni más ni menos que pagar dos veces. Para nosotros hay otro norte, hay otra política, pero no es la de su demagogia. Contra sus guerras imperialistas hacen falta batallas internacionalistas. Contra la crisis y la reestructuración despiadada que sufrimos, una defensa clara y contundente de clase. Una lucha decidida y sin mitos es la solución. Junto a ello, también hace falta constancia, análisis, reflexión y, por supuesto, conciencia revolucionaria.   

La falla de Europa del Este vuelve a moverse

En diciembre de 2012, en Dublín, la secretaria de Estado Hilary Clinton definió la Unión euroasiática promovida por Vladimir Putin como un intento de reconstruir la URSS, y sostuvo que los Estados Unidos buscarían la manera de “ralentizarla o impedirla”.

Es difícil decir cómo esa declaración refleja la línea efectiva de la Casa Blanca.  Como ocurre a menudo en la superficie del ciclo político estadounidense, donde los vencimientos de la política interna toman las direcciones de la política exterior y se les superponen, puede que esas palabras, más que la secretaria de Estado, fuese la Hilary Clinton candidata las próximas presidenciales norteamericanas, de cara a dirigirse a la corriente del intervencionismo liberal tan enraizado en el Partido Demócrata.

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Moscú pone al amparo a Crimea y la flota de Sebastopol

Después de veinte años desde el final de la URSS, la crisis actual en Ucrania, unida a la anexión de Crimen en la Federación Rusa, es también la ocasión para una reflexión sobre el liderazgo político, tanto en Kiev como en Moscú.

Ucrania tiene una conformación compleja, producto de su historia.  Hace mucho tiempo escribimos de “cuatro Ucranias” (“Quatro Ucraine e una Russia”, Lotta Comunista agosto-septiembre de 1991).  Al Oeste, con Leópolis (Lviv), durante mucho tiempo bajo el control polaco y austro-húngaro y de tradición católica; y al Este con Járkov, Donetsk y Dnepropetrovsk, el “cinturón del óxido” industrializada entrelazada con el aparato productivo ruso, se debe añadir Kiev, la “capital mediana”, a menudo atormentada por facciones opuestas, y el Sur, la así llamada “Nueva Rusia”, en la orilla del Mar Negro a partir de Crimen, colonizada por los rusos en el Setecientos.

A esta compleja conformación interna hay que sumar su colocación fronteriza, sancionada por el mismo nombre (krajna, extremidad), que ha sometido históricamente a Ucrania a las presiones convergentes y al mismo tiempo atormentadoras de las fuerzas exteriores: polaco-lituanas y mogolas en la tardía Edad Media; rusas, turcas y austriacas en el Ochocientos; Rusia y Unión Europea hoy, con incursiones divisionistas estadounidenses.

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Las falsas conciencias burguesas, reveladas por la ciencia marxista

Habiendo analizado las bases históricas reales, económico-sociales de la Ilustración, Marx y Engels pueden escribir en La sagrada familia, de 1844, que si el materialismo cartesiano termina en la ciencia natural “otra orientación del materialismo francés desemboca directamente en el socialismo y comunismo”.

Karl Marx, en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1852: “Los héroes, al igual que los partidos y la masa de la vieja Revolución Francesa, cumplieron con traje y frases romanas, la tarea de sus tiempos, aquella de liberar de las cadenas e instaurar la moderna sociedad burguesa.  Una vez instaurada la nueva formación social, desaparecen los monstruos antediluvianos; y con ellos también la romanizad resucitada  las ilusiones burguesas de sus luchas”.


Arrigo Cervetto, en La difícil cuestión de los tiempos (Ediciones Science Marxista, 2010): “Si es lento el tiempo de desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad burguesa en formación en el seno de la vieja sociedad, aún más lento es el tiempo de la toma de conciencia. Pero cuando, al final de la tortuosa travesía de los siglos, la burguesía a través de sus representantes más intrépidos y libres de condicionamientos, alcanza el umbral de la ciencia aplicada a la sociedad, inmediatamente se retira porque ya se ha convertido en la clase dominante de la economía y de la política.  Ha llegado al análisis científico de las relaciones sociales precisamente en el momento en que se vuelve la más interesada en sus mistificaciones”.

“La concepción materialista de la historia se forma en la crítica y negación de la concepción idealista, característica de las corrientes burguesas reformistas, que ve la evolución teórica como un progreso. La concepción idealista y progresista de la historia, ha sido el arma ideológica que ha acompañado la ascensión de la burguesía en su victoria contra la aristocracia. También ha marcado sus tiempos psicológicos a lo largo de los siglos. Era natural que se difundiese en la pequeña burguesía y en el proletariado. Ironía de la historia es que la difusión máxima se produzca cuando, devastada por dos guerras mundiales, la gran burguesía internacional perdió cada vez más la fe en su progreso y llegó al cinismo de la democracia imperialista”.

ASALTO AL PALACIO DE INVIERNO




Petrogrado, 7 de noviembre de 1917 · Los bolcheviques toman el poder, cambian la Historia y crean un mito revolucionario. Ver video


Unión madrastra para el obrero europeo

En Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, hay 14 millones de asalariados, casi 6 en el sector industrial.  Entre 5 y 6 millones son emigrantes: 3 millones y medio están en Rusia, 1 millón en la U.E. Ya son, a todos los efectos, parte del “obrero europeo” como los 36 millones de asalariados, 15 en la industria, que en toda la Europa Orientala partir de los años Noventa se han transformado en un eslabón de la cadena de producción europea.  Proletarios de una “China de Europa”, donde deslocalizar, producir componentes e implantar nuevas fábricas con bajo coste de producción.

Aquí está la paradoja: el “sueño europeo” para los obreros en Ucrania son las condiciones de Polonia, mientras los sueldos polacos, húngaros o rumanos son la ganzúa con la cual se abre toda Europa a la reestructuración.  Así ha sido en el sector del automóvil y se extiende a todos los sectores: en Polonia el coste del trabajo es de 7 euros a la hora, frente a uno muy superior de media en la U.E.

Además, para los ucranianos Europa es doblemente madrastra. Si están fuera de las fronteras europeas, mantenidos en vilo en el jirón más externo del infierno de la reestructuración europea, es precisamente porque Polonia, Hungría, República Checa, Rumania y Bulgaria, etc., están dentro. Es el clásico reparto de los bandidos del cual hablaba Lenin, entre el imperialismo europeo y el imperialismo ruso. Se ha dejado a aquél proletariado elegir entre el calvario de la emigración en las centrales del imperialismo europeo y la explotación por sueldos ínfimos en las fábricas de los oligarcas corruptos, o la precariedad en las minas en el cinturón del óxido del Donbás en crisis.

Hay más. La última infamia de la crisis ucraniana es que en el reparto imperialista aquellos asalariados, atraídos por el espejismo europeo, se convierten en la presa de las enfermas ideologías del nacionalismo o de las escorias del mito ruso del estalinismo.

La única alternativa es la oposición comunista al imperialismo europeo y a todos los imperialismos. La única vía es la unidad internacionalista de nuestra clase.

Análisis político sobre Venezuela, de Interveçao Comunista (Río de Janeiro)

El «socialismo bolivariano», una contradictio in terminis, está siendo sacudido. Venezuela, un capitalismo de Estado rociado por la renta petrolera, empuñando la tradición del populismo latinoamericano, en la actualidad está en crisis, con una economía que ha registrado en 2013 una inflación del 56% y una carencia generalizada de bienes de primera necesidad.

El deterioro económico

Según O Globo, Hugo Chávez pudo haber provocado la crisis «derrochando petrodólares en programas sociales populistas, nacionalizando empresas y desalentando, de esta manera, la producción nacional en todos los sectores», además de financiar al gobierno cubano y «sostener a compañeros» como Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Cristina Kirchner en Argentina.

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Algunas reflexiones sobre las penurias de nuestra clase

Se cuentan por miles los trabajadores/as que pierden la vida en India y en su industria textil. Sin condiciones, sin derechos y con sueldos miserables se confeccionan prendas que su coste de trabajo representa una ínfima parte de su precio de venta en los mercados occidentales. La explicación es clara: las grandes marcas y sus distribuidoras buscan sitios donde pagar salarios miserables; cuanto más bajos, mayor plusvalía. Antes, en el norte de África y el este de Europa; más tarde, en Vietnam y alrededores; en la actualidad, Bangladesh.

Un clarividente mapa de la nueva composición de un proletariado joven, en las nuevas potencias emergentes. Decenas de millones de hombres y mujeres abandonan sus tareas en el campo para correr, sin freno, hacia las grandes urbes de las nuevas potencias emergentes, para en el mejor de los casos, realizar los trabajos peor pagados y de menor seguridad.

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Ante una confrontación permanente, un Primero de Mayo Internacionalista

Hace casi 15 años de la entrada del nuevo siglo  y el orden mundial está francamente enrevesado:  si se mira hacia Oriente Medio se observa un polvorín a punto de estallar, un enfrentamiento confesional entre sunitas y chiitas que, a su vez, genera confrontaciones entre Estados y un terrorismo reaccionario. Los recursos energéticos han hecho de Oriente Medio el teatro de operaciones y confrontaciones entre EE.UU, Rusia, Europa y, ahora, las grandes potencias asiáticas; un continuo tira y afloja para evitar una potencia hegemónica en la zona, dominando así el abastecimiento energético. 

Si se mira hacia Asia, se observa un continente en continua mutación:  a su cabeza, China; la fábrica del mundo y motor de las potencias emergentes. La creación de un Banco Mundial y los “paseos” de la Marina militar china por los puertos iraníes demuestran que China no acepta un orden mundial en el cual no se cuente con ella. Quiere un puesto en la mesa donde se reparten el “pastel” los bandidos imperialistas.


Si oteamos los países de la zona mediterránea observaremos que hay una guerra no declarada a las clases populares, que huyen de las masacres que sus propias burguesías producen por el control de una parte de la arteria energética. ¡El Mediterráneo es la tumba de una parte de nuestra clase! Ante semejante barbarie la UE elabora un plan represivo para contener el acercamiento a las costas de la fortaleza europea. Incluso Italia ha propuesto torpedear las barcazas. El imperialismo es el culpable de este genocidio.
Si volvemos nuestra vista a Europa  observamos a las viejas potencias europeas inmersas en una nueva fase estratégica: La formación del bloque Imperialista europeo. Necesitan urgentemente acelerar esta fase para poder disponer del mejor posicionamiento posible ante el nuevo reparto de los mercados mundiales, una vez finiquitado el status quo de los acuerdos de Yalta (febrero de 1945). Por esta razón, no van a conformarse con lo conseguido hasta ahora: ésto sólo es un entremés de lo que está por llegar. No pararán hasta conseguir el total hundimiento y la total derrota de la clase trabajadora. ¿Por qué?: sencillamente, porque en este proceso de formación Imperialista no pueden permitirse el lujo de enfrentar la más mínima resistencia. Este europeísmo imperialista prepara las aventuras y las contiendas a las cuales, mañana, será lanzada la juventud europea.
En el Estado español, y primero en Andalucía, han irrumpido con cierta fuerza dos nuevos “envoltorios” políticos, dos nuevas ilusiones que servirán para cicatrizar las desilusiones anteriores de nuestra clase. Esto lo tenemos que tener claro, pero también tenemos muy claro que en esta tarea debe de irrumpir nuestra clase con energía, pasión y determinación. No podemos permitir que nuestros intereses los defiendan gente antagónica a nuestra clase. No debemos olvidar que esa misma gente asevera que estamos en una profunda y descarnada lucha de clases y que van ganando por goleada. Los tiempos de nuestra clase son tiempos de reagrupamiento de fuerzas. Debemos exigir la creación de un Sindicato Europeo, como respuesta global a las agresiones globales contra nuestra clase.  Son tiempos de organizarnos como clase, de reflexionar y de formarnos, de hacer despertar nuestra conciencia de clase.  Es el momento y la necesidad de una lucha sin mitos y sin ilusiones, de una conciencia libre de fanatismos y de las ideologías del capital, y que proporcione un orden científico a la comprensión de las cosas.

En la Ciencia Marxista está la vía. En el Internacionalismo está la verdadera lucha.

Aniversario de la Comuna de París

En estos días en que la burguesía arroja el infierno de sus medidas económicas contra los
trabajadores, cuando las marchas del 22M son duramente reprimidas por la policía, recuerdo la lucha y el ejemplo de la Comuna de París. El 18 de Marzo de 1871, por primera vez en la
Historia las obreras y obreros demostraron que otro tipo de sociedad era posible. Para ello tuvo el pueblo parisino que tomar las armas.

Actualmente este mensaje, no ha calado en la conciencia de la población trabajadora. El tiempo del trabajo asalariado está caduco. El miedo a la contrarrevolución burguesa, el terror se impuso como norma. 30.000 comuneros fueron asesinados.

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Los internacionalistas junto a los jóvenes en lucha

Mientras en Europa continúa el ataque imperialista contra los salarios y el Estado de Bienestar, en Brasil, Turquía, Egipto y Asia asistimos a una crisis de modernización.

De las “primaveras” habían hablado todos ignorando las clases, las fracciones de clase y los intereses de las potencias. Ahora igualmente ignoran las brutales represiones y masacres.En China el gobierno reprime con violencia las huelgas de los obreros.Brasil y Turquía no son un mejor ejemplo de violencia organizada contra nuestra clase.

En El Cairo el nuevo gobierno golpista ya ha matado a más personas que Mubarak (presidente derrocado tras la “primavera” de 2011), pero la hipocresía de la ideología democrática y de la guerra humanitaria se activa solo cuando interesa; en Egipto da la espalda a las plazas y avala el Golpe de los generales, en Siria mueve su diplomacia, buscando un sangriento empate entre las fracciones de la burguesía. Pero es nuestra clase la que paga la cuenta: más de 100.000 muertos, el 40% de los sirios hoy son prófugos.

A los jóvenes de Estambul, El Cairo, Shanghái, São Paulo, Damasco y los otros 2000 millones de asalariados en el mundo podemos ofrecer la claridad del marxismo para que no sean instrumentalizados para los intereses de otros.
Hace falta un punto de vista de clase, porque las clases existen y actúan, y nosotros estamos con la clase obrera; organizarse al 100% y una estrategia mundial e internacionalista.Es posible contestar a los ataques del imperialismo difundiendo el principio del internacionalismo proletario, a partir del corazón del imperialismo europeo. 
Para los que no se resignan a sufrir y no se conforman con quejarse hay realmente mucho que hacer.


¿Qué hacer?

Desde hace un lustro los trabajadores de toda Europa, y especialmente en España y demás países del área mediterránea, estamos sufriendo un ataque sin precedentes y jamás visto hasta ahora, contra nuestra clase. Este ataque se centra en dos vertientes: por un lado, contra los salarios y derechos de los trabajadores y; por otro, en el desmantelamiento de estructuras sociales básicas para los trabajadores, como la Enseñanza, la Sanidad, las Pensiones, etc. A todo esto tenemos que añadir la descapitalización del Estado, el rescate a la Banca, altos índices de corrupción en múltiples sectores, el pago de la Deuda, el problema de los desahucios y un suma y sigue interminable.

Las viejas potencias europeas se encuentran inmersas en una nueva fase estratégica: la formación del bloque imperialista europeo. Necesitan urgentemente acelerar esta fase para poder disponer del mejor posicionamiento posible ante el nuevo reparto de los mercados mundiales, una vez finiquitado el status quo de los acuerdos de Yalta (febrero de1.945). Por esta razón, no van a conformarse con lo conseguido hasta ahora. 

Esto, sólo es un “entremés” de lo que está por llegar. No pararán hasta conseguir el total hundimiento y la total derrota de la clase trabajadora. ¿Por qué? Sencillamente, porque en este proceso de formación imperialista no pueden permitirse el lujo de enfrentar la más mínima resistencia.

Para nosotros, trabajadores internacionalistas, marxistas revolucionarios, nuestro concepto de clase trabajadora estriba en cualquier trabajador que vende su fuerza de trabajo por un salario, bien sea a un patrono privado o a uno público.

De toda esta situación actual, y de los largos años de experiencia en la lucha política, se deduce claramente que la solución a estos problemas, ni puede venir de instancias institucionales ni puede pasar por arrancar al capitalismo una serie de reformas más o menos profundas, por más estructurales que éstas pudieran ser. La solución pasa por la erradicación de un sistema de producción y de organización socio-político caduco, inhumano y aberrante. Antinatural y contrario a los intereses y aspiraciones de los trabajadores. Pero lo que también tenemos que tener muy claro es que esta ardua tarea está destinada, históricamente, a ser liderada por la clase trabajadora. No podemos permitir que sea asumida por otros intereses o posicionamientos políticos, por definición, antagonistas a nuestros intereses de clase. No debemos olvidar que esos mismos intereses aseveran que estamos en una profunda y descarnada lucha de clases, y que van ganando por goleada.

Pero que nadie se llame a engaño. No son momentos de luchas de ofensiva. Los tiempos de la clase obrera, ahora, no son esos. Son tiempos de luchas de defensa. De reagrupamiento de fuerzas. De organizarnos como clase. De reflexionar y de formarnos. De hacer despertar nuestra conciencia de clase. De la consciencia, de la dureza y de la grandeza de saber que luchamos por algo que, con toda certeza, nosotros no veremos.

Es la necesidad de una lucha sin mitos y sin ilusiones, de una conciencia libre de fanatismos y de las ideologías del capital, y que proporcione un orden científico a la comprensión de las cosas.

Hoja 1º de Mayo de 2012

La reforma laboral y los recortes sociales, (Sanidad, Educación, Pensiones, etc.), que está sufriendo la clase obrera europea es una maniobra sin precedentes para desmontar el mito del “Estado del bienestar”. Un ataque total y demoledor contra los trabajadores/as europeos: varios cientos de miles de millones de euros en recortes en la zona euro. Esto representa más del 1% del PIB durante 3 años. Todo ello lo ha decidido la UE y lo encabeza el eje Berlín-París. Un plan que marca un precedente, junto a la intervención millonaria en Grecia. Todo ello para llenar otra vez las arcas de los bancos. Este plan es un descarado atraco, ya que su contenido es a costa de todos los trabajadores/as.


En esta crisis global los Estados han asumido gastos colosales para salvar a sus bancos. Estos gastos, sumados a los anteriores, son un inmenso fardo de dimensiones nunca vistas, salvo en períodos bélicos. El ataque a las condiciones sociales, laborales y salariales es solo un anticipo de futuras batallas.

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Manifiesto 25 S Plaza del Pilar

Los ciudadanos de esta ciudad estamos concentrados nuevamente en la Plaza del Pilar para seguir denunciando los ataques sin precedentes a las condiciones de vida de los trabajadores/as, estudiantes y clases populares, por un gobierno que ha incumplido sus promesas electorales y, que nos dice que es necesario recortar todavía más en sanidad, educación, pensiones; congelar y  bajar los salarios y una reforma laboral que facilite y abarate, aún más, los despidos.  

En esta crisis, el Estado se ha cubierto de ignominia y de vergüenza asumiendo gastos colosales para salvar a sus bancos.  Estos gastos, sumados a los anteriores, son un inmenso fardo de dimensiones nunca vistas.  El ataque a las condiciones sociales, laborales y salariales es solo un anticipo de futuras batallas.

La guerra es la continuación de la política por otros medios

De nuevo, los medios de comunicación nos muestran a las tropas de países europeos interviniendo militarmente en sus antiguas colonias. La verdad es que nunca las han abandonado. En la época del imperialismo, las grandes potencias luchan para repartirse el mercado mundial.
Esta lucha las empuja a buscar una mayor competitividad, produciéndose de forma constante una reestructuración interna. En Europa se está consiguiendo con el abaratamiento de la fuerza de trabajo y del bienestar social.

Esta lucha las empuja a competir para conquistar y mantener sus esferas de influencia. Una lucha económica entre grandes grupos que empuñan los Estados en una continua competición política que inexorablemente, y cumpliendo las leyes del desarrollo imperialista, se transforma en enfrentamiento militar. 

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Relevo gubernamental: continuidad antiobrera

En la alternancia de los países mediterráneos nominados para el poco envidiable título de “país en riesgo” en la crisis de la deuda que afecta a la euro-zona, ahora le toca el turno a España.  El verano pasado, cuando la tormenta afectó a Italia, España parecía segura después de las drásticas medidas del gobierno socialista de Zapatero.  Hoy es España la que se encuentra en el ojo del huracán.  A pesar del importante “retoque” de 15 mil millones de euros al presupuesto realizado en tiempo récord en diciembre por el recién llegado gobierno popular de Mariano Rajoy, España es señalada por Europa como el país que puede desencadenar un nuevo capítulo de la crisis fiscal europea.

Bajo la presión de la Banca Central Europea y de la UE, el gobierno corre para arreglarlo todo, presentando una maniobra de ajuste de las cuentas públicas definida por la vicepresidenta Sáenz de Santamaría como “la más dura de la historia democrática del país” y, para el Financial Times, una de las más duras realizadas en Europa desde el estallido de la crisis del euro.  El día después de la huelga general contra la reforma laboral, el gobierno anunció medidas con las que piensa recuperar 27.300 millones de euros antes de finales de año.  Junto a los 15 mil millones de diciembre la suma total supera los 42 mil millones de euros.  La intención de Rajoy es reducir el déficit 3’2 puntos porcentuales sobre el PIB en un año para llegar al objetivo fijado por la Unión Europea.

Zapatero le preparó la carrera a Rajoy con medidas de decenas de miles de millones de euros en dos años, y en el relevo socialista-popular el “testigo” está hecho del mismo material: sobre los trabajadores se abate una avalancha de tasas y tarifas, recortes del gasto social y congelación de salarios.  La reforma laboral permitirá despidos más fáciles y menos costosos para las empresas y una indemnización menor para el trabajador, mientras se augura un empeoramiento de la coyuntura económica en una situación ya difícil por sus tasas récord de paro.  “Los españoles afrontan un año terrible”, escribe el Financial Times.


De Italia a España, de Grecia a Portugal:  a la Europa mediterránea se le pide aumentar su competitividad con una zona euro que tiene dificultades para crecer.  La competición entre las potencias se hace más áspera y el imperialismo europeo, los bancos, las finanzas y las empresas presentan la cuenta a los trabajadores, exprimiendo todavía más a quien está desesperado por la carcoma de la incertidumbre del trabajo.

Continúa la cruzada de las élites

Nuevos ataques a los derechos se están gestando por el despótico, fascista y curil ejecutivo de Rajoy para el nuevo año entrante. Este ejecutivo salido de las urnas, con los votos de los listos y los tontos, tiene una actividad frenética en cuanto a legislar: dicho ejecutivo aprobó el pasado año 29 decretos-ley y llevó al parlamento 33 proyectos de ley, de los cuales ya se han aprobado 22, y quedan pendientes 11 (todo se andará).

Este ejecutivo gobierna a golpe de decreto, más o menos al estilo del antiguo morador de El Pardo. El nuevo sátrapa, (Sr. Rajoy), augura un 2013 más duro aún, si cabe, que el anterior. ¿Qué quiere decir con esto?: Por supuesto, más decretos y más sacrificios para los de siempre.
En esta línea se están desarrollando unos nuevos ataques que consistirán en lo siguiente: 

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