Gobierno mal llamado socialista

Estamos ante el mayor atraco llevado a cabo por un gobierno mal llamado socialista para nuestra clase, su ejecutor el señor Escrivá, no tiene ningún escrúpulo en llevar a nuestra clase a la desesperación y la indigencia. Este señor merecería lo mismo, por no decir otra cosa.  Os envío lo que pretende.

Nuevamente la reforma propuesta por Escrivá prevé ‘ahorros’ en el Sistema de Pensiones Públicas, pero no aumento de los ingresos. El ministro, siguiendo la senda marcada por todas las reformas auspiciadas por el pacto de Toledo intenta retrasar la edad de jubilación efectiva, que en el año 2020 fue ya de 64,5 años. La edad legal de jubilación en el año 2021 es de 66 años y la anticipada voluntaria de 64 años. El ministerio que dirige Escrivá pretende penalizar la jubilación anticipada para los grupos que la soliciten entre 21 y 24 meses de anticipación y entre 1 y 3 meses de anticipación (ver coeficientes reductores propuestos). Asimismo, apuesta, en un contexto insoportable de paro juvenil (41,7 % entre los 15 y 24 años), por alargar la jubilación voluntaria mediante incentivos por cada año de retraso. En ambos casos el objetivo es ahorrar para el sistema el pago de las pensiones durante un periodo de tiempo (el grueso del ahorro) y continuar durante el mismo periodo los ingresos las cotizaciones (cantidad mucho más modesta).

REMITIMOS COMUNICADO ELABORADO POR LA COMISIÓN LEGAL  ESTATAL DE COESPE SOBRE LOS PACTOS ENTRE EL GOBIERNO, EMPRESARIOS Y CÚPULAS SINDICALES.

  1. Anticipadas


              Retrasadas

  2. Con menos de 38 y seis meses cotizados. La mayoría.



  3. Fuente: Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones

    Para el primer caso (anticipadas), es evidente que la medida persigue retrasar al menos dos meses la solicitud de pensiones anticipadas para los que pensaban jubilarse con dos años

165 y 63 años si se han cotizado 37 años y tres meses.

2Fuente: OCDE

menos, puesto que quien ya tenía pensado retrasarlas a un periodo menor incluso podría ganar con el cambio (poco) al sufrir una menor reducción. Para ver la repercusión para quienes decidan retrasar de 24 a 22 meses su jubilación anticipada para no verse perjudicados hay que hacer algunos cálculos cuyo resumen es el siguiente:



Fuente: Cálculos propios a partir de coeficientes reductores y esperanza de vida para una pensión media pre- vista de 1.200€ sin coeficientes reductores

  1. 1) Pensión x meses de cobro – cotizaciones aportadas y meses no cobrados

  2. 2) Saldo a favor o en contra en el sistema si el/la trabajador/a alcanza la esperanza de vida media


Es decir, si un/a trabajador/a tenía pensado jubilarse anticipadamente con 24 meses de antelación y a partir de la reforma Escrivà lo hace con 22 meses, el Sistema se habrá ahorrado casi 10.000€ (14.700 – 3.888) como media por cada trabajador que lo haga. A cambio el trabajador habrá trabajado 2 meses más y recibirá 16 euros más de pensión al mes. La intención de la propuesta es evidente.


Pero, en España el porcentaje de pensiones contributivas anticipadas voluntarias es del 13,61%, esto es, de 835.216. De ellas, al menos el 33% son superiores a los 2.100€ mensuales, es decir provienen de cotizaciones altas y, presumiblemente con 24 meses de

3Ganar, muy poco, en la cantidad global que cobrará si vive hasta los 82,5 años de vida, pero a cambio de disfrutar menos tiempo de su jubilación.

4. Fuente: Cinco Días 26-11-2019.

5Datos Instituto Nacional de la S/S a 1 de marzo de 2021 y Documento comparecencia Escrivà. antelación. En este supuesto el ahorro en su conjunto del Sistema es de 637 millones de € en dos años y de 2.980 millones en 17,5 años (hasta alcanzar la esperanza de vida media)


Crónicas de la Ruta de la seda

"Casi alianza" china en el Golfo Pérsico

Según Anthony Cordesman del CSIS de Washington, a finales de marzo China ha realizado un importante golpe estratégico en el Golfo Pérsico. El acuerdo de veinticinco años firmado en Teherán, durante la gira por Oriente Medio del ministro de Asuntos Exteriores chino Wang Yi, inyectaría 400 mil millones de dólares de inversiones chinas en Irán, a cambio de suministros petrolíferos baratos, pero los detalles son secretos: «Aunque si el acuerdo no tuviera una repercusión militar inmediata señala Cordesman representa un cambio importante en las actitudes estratégicas y sienta las bases de esta cooperación en el futuro. Como mínimo, proporciona a China un nuevo gran impulso estratégico en la región del Golfo, es decir, un área que controla el 20% de la oferta petrolífera mundial, la más crítica para los importadores asiáticos. Ningún Estado del Golfo, o potencia externa, puede ahora ignorar el creciente papel chino en el Golfo o uurar a Olina SÜI considerar el riesgo que expanda sus vínculos militares con Irán». Ninguna potencia, en otros términos, podría ignorar el desafío del Dragón a la doctrina Carter. 

Viraje en la arteria petrolífera 

El exembajador chino en Irán, Hua Liming del Instituto Chongyang de Pekín, comenta en este sentido el «punto de inflexión en las relaciones de China con Irán y la región». Hua recuerda al South China Morning Post que Pekín siempre ha prestado gran atención a la sensibilidad estadounidense y ha evitado acercarse demasiado a Teherán, después de la instauración de las relaciones oficiales entre Washington y Pekín en 1979: «Desde la administración Carter, Estados Unidos ha recordado a menudo a China que las relaciones con Irán se consideraban un impedimento para las relaciones chino-americanas. Pero los cambios fundamentales en las relaciones entre China y Estados Unidos de los últimos meses, esa era terminó». La entrada de China en el Golfo, como importador neto de petróleo en realidad se remonta a los años Noventa, y es el reflejo en los flujos petrolíferos del despegue imperialista chino que cambiará las relaciones de fuerza radicalmente. 
Según los mapas históricos de British Petroleum, en 1952 más del 70% del petróleo del golfo Pérsico transportado por mar iba a Europa y el 10% a Asia. La Review de 1973, unos años antes de que se formulara la doctrina Carter, delineó otros destinos: el 57% del petróleo árabe iba a Europa Occidental, pero ya el 14% a Japón y el 16% al resto del hemisferio oriental. Por lo tanto, según nuestro análisis, tanto la arteria petrolífera como la garantía americana sobre ella eran pluridimensionales- En 2019 los destinos se invierten: el 11% en Europa y el 78% en Asia. El motor desigual del desarrollo pone a prueba todas las doctrinas. 
China recibe el 24% del petróleo del golfo, India y Japón el 14% cada uno. Tokio compra principalmente petróleo saudí y de los Emiratos, Nueva Delhi sobre todo saudí e iraquí. No obstante, las sanciones, los suministros chinos tendrían tres pilares: Arabia Saudí, Irak e Irán. 

¿Potencial doctrina Carter china?
 
El Financiad Times define el acuerdo chinoiraní una «asociación estratégica de veinticinco años» que «activará las alarmas en la Casa Blanca y el Pentágono». Pero el periódico de la City, ahora de propiedad nipona, va aún más lejos: dice que China había intentado «reducir su dependencia de las rutas estratégicas del golfo y Sudeste Asiático, que la US Navy podía bloquear a su antojo», pero en los últimos años con la Ruta de la Seda.la estrategia china cambiaría. «Con la inversión civil y militar en estructuras y puertos a través de Oriente Medio, Pekín no solo quiere reducir el control americano sobre los suministros energéticos chinos en caso de conflicto, sino que también parece que quiere tener la capacidad de cortar esos suministros a los aliados americanos en Asia, si alguna vez se llega a ese punto». 
Proyectado en el golfo por la búsqueda de garantías sobre su petróleo, el Dragón sería capaz de condicionar el equilibrio asiático, mediante el petróleo, aunque en ausencia de un conflicto. Observamos que el programa de expansión naval chino sitúa esa perspectiva en los próximos quince años, cuando China adquiriría, en el golfo y rutas, un impulso estratégico crucial frente a Asia; pero también sería capaz de ofrecerse como garante o coga­rante de esas mismas rutas. Ninguna potencia, incluida Estados Unidos, podría ignorar tal amenaza tanto como tal oferta, o sea una especie de doctrina Carter china, que refleja la americana. 
En el Global Times, el embajador iraní en China, Mohammad Keshavarz-Zadeh, no desmiente que el acuerdo chinoiraní implique en realidad una cooperación militar para proteger la «paz» regional y la «libertad de navegación y comercio en las aguas tradicionales». Pero las líneas de proyección militar tan explícitas hacia la arteria petrolífera, aunque presentes en China, no parecen ser en este momento el baricentro del debate chino. El mismo Financial Times recoge las reservas de los «altos rangos» chinos según los cuales «esta postura podría desencadenar el conflicto con EE.UU. antes que China pueda vencerlo». 

La abstención de las "alianzas"

Y an Xuetong, rector del Instituto de Relaciones Internacionales de la Tsinghua, reconstruye en Leadership and the rise of great powers (2019) cuatro componentes de la política exterior china. Habría una línea «inactiva», que tiende a evitar los dilemas de la potencia ascendente en la dilación, redimensiona las ambiciones para reducir las tensiones, y llega a negarse a sí misma. Habría sido la linea de Hu Jintao. 
Yan critica también la línea «conservadora» que sigue «la doctrina del determinismo económico», define la economía como fundamento de la potencia y el interés económico como interés nacional primario. «Considerando el dilema ascendente radicado en el confiicto económico con otros Estados, estos conservadores optan por reducir la presión internacional expandiendo las relaciones económicas», lo que puede «reducir temporalmente las tensiones». En cambio, el autor se inclina por la línea «proactiva» que quiere ampliar la fuerza internacional de China haciendo algunas «alianzas», pero no sería predominante entre las corrientes chinas. 
Aunque China es ahora «,ascendente», escribe Yan, «ninguno de sus políticos ha mostrado una voluntad de adoptar la estrategia de las alianzas». Esto se debería a la persistencia del «no alineamiento» chino, un producto del anterior orden bipolar que «demoniza» las alianzas pero que daña hoy «credi­bilidad estratégica» de China. Por el momento, Pekín se abstiene de alianzas que implicarían un «cierto riesgo de guerra» e intensificarían los conflictos «estructurales» con EE.UU. 
En cuanto a una línea «agresiva» de expansión militar, se limitaría a «algunos oficiales militares chinos que están sosteniendo la adopción de la estrategia de expansión militar para con­seguir el renacimiento nacional chino, invocando las guerras agresivas que las potencias occidentales históricamente han conducido como el único enfoque viable». 

La línea de las casi alianzas 

Liu Feng, vicepresidente del Departa­mento de Relaciones Internacionales de la Universidad Nankai de Tianjin, escribe en Política de las alianzas (Beijing, 2018) que «la discusión en China sobre la necesidad o no de formar alianzas es particularmente acalorada». Este autor es indicado por Yan Xuetong entre los académicos que sostienen la variante «proactiva» de las alianzas, pero la suya es más bien un amplio examen de las posiciones chinas. Resumiendo, entre las corrientes políticas que impugnan el «no alineamiento» y aquellas en posicio­nes más avanzadas, hay una una línea intermedia de «casi alianzas o alianzas mórbidas». Formalmente, la «política exterior pacífica» de China se distingue de la «política tradicional de las alianzas» de las viejas potencias, pero en China hay también quien observa que las «alianzas» construidas por Xi Jinping y Wang Yi en estos años « de hecho constituyen algunas alianzas». Conviene prestar atención a estos matices. 
Para Sun Degang, especialista de Oriente Medio en la Fudan de Shanghái, «el acuerdo chino-iraní es una elección estratégica, realizada con una perspectiva global». Sun sostiene que China de­bería formar« alianzas casi selectivas», para enfrentar la actual fase de cambio donde «las fronteras entre enemigos y amigos se esfuman cada vez más». El núcleo de dicha estrategia sería «man­tener la ambigüedad estratégica y una mayor flexibilidad diplomática». 

Abandono del bajo perfil en el Golfo 

Las referencias de Sun Degang en La diplomazia delle quasi alleanze (Bei­jing, 2012) son la «política de equilibrio del poder» de Gran Bretaña, el «complejo sistema de alianzas continentales» de Bismarck y la renuencia del ascendente Estados Unidos a alianzas que lo «habrían atrapado en las infinitas controversias del continente europeo». También este autor reordena las posiciones chinas en cuatro variantes: una asiática centrada en Japón, un «nuevo frente unido» con Brasil, Rusia e India, o la prioridad para las relaciones con EE.UU. Aquí nos interesa la corriente china que considera a los países árabes-islámicos, en conflicto de intereses y valores con Occidente, «los aliados naturales de China». 
Se trataría de ofrecer a las potencias regionales del Golfo unas «casi alianzas» del tipo «relación de cuarenta años entre China y Pakistán», o en todo caso relaciones adaptas a una fase más dinámica de "recombinación" de las relaciones de fuerza multipolares. China, escribe Sun en otra intervención posterior, considera al Golfo un «asset crucial para promover su status de potencia mundial» y desde 2013 ha establecido «partnership estratégicas generales» con Irán, Arabia Saudí y los Emiratos; «partnership estratégicas» con Irak, Kuwait, Omán y Qatar; y una «relación cooperativa estratégica» con Turquía. 
Pekín «ve negativamente las prácticas occidentales de la política de las alianzas, las esferas de infliuencia y las sanciones económicas» e intenta evitar «las competencias directas para el control del Golfo con las potencias establecidas como la UE, Rusia y EE.UU.». Sin embargo, el defensor de las "casi alianzas" admite, «China no cree que pueda mantener su bajo perfil en la región por mucho más tiempo». 
A veces un debate académico anti­cipa posibles líneas políticas, captadas en las relaciones de potencia. Pero un acuerdo de veinticinco años entre China e Irán ya es un hecho: el compromiso estratégico chino en un área en la que hasta ahora se había mostrado reacio a exponerse.

La contienda transatlántica sobre las patentes

A mediados de mayo, la pandemia de Covid 19 superó los 163 millones de casos en el mundo y 3,8 millones de muertos oficialmente registrados y, alternando fases de ralentización y aceleración, sigue su marcha. 
La evolución pandémica es diferenciada entre los Estados y los continentes. Se frena en Europa y en Norteamérica gracias a restricciones y vacunas, avanza en muchas partes de Asia y de América Latina. Desde el subcontinente indio llega una advertencia. A primeros de febrero, la India contaba con 11 mil nuevos casos al día. Desde finales de marzo, ha sido devastada por una oleada que ha multiplicado los nuevos contagiados a 400 mil y los nuevos muertos a 4 mil al día en la primera semana de mayo. Según The Economist el número real de los casos podría ser de diez a treinta veces más alto (24 de abril). 
Se saca a colación la desastrosa gestión de la epidemia por parte del gobierno de Narendra Modi y de los Estados indios ( «catástrofe nacional autoinfligida» la ha definido The Lancet), pero las raíces de la crisis son más profundas. India aspira al status de gran potencia económica, científica y militar, aunque su gasto sanitario público es el 1,2% del PIB, entre los más bajos de Asia e inferior a aquel de muchos países pobres. Tiene O, 7 camas de hospital y 0,9 médicos cada mil habitantes. El ya escaso sistema sanitario ha sido arrollado por la oleada de abril. 
La catástrofe india amenaza a los veci­nos en el Sudeste Asiático y alarma también la parte del mundo que confía en una cer­cana victoria sobre el virus pero que ahora teme volver a ser arrastrada por la tormenta.


La campaña de vacunación más grande de la historia está en marcha y avanza a una velocidad de 23 millones de dosis administradas al día: diez millones en China, dos en Estados Unidos, 3,5 en la UE, que debe recuperar un retraso de un mes y medio para con los EE.UU. A día 16 de mayo han sido inyectados 1,44 billones en 176 países (Bloomberg). Se ha alcanzado el 83% en los países de renta alta y medioalta, el 0,3% en los de renta baja (New York Times, Tracking coronavirus vaccinations). Los Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña juntas cuentan con menos del 11 % de la población mundial, pero han distribuido el 36% de las dosis. 
Occidente ha priorizado a sus ciudadanos ha escrito Associated Press; en cambio, la «diplomacia de las vacunas» china es «un éxito» (2 de marzo). Cuatro vacunas chinas están en uso en un total de 77 países, sobre todo en Asia y América Latina, aunque también en Europa (Hungría, Turquía, Serbia, Ucrania)(NYT, cit.). Con "donaciones" y ventas, China continúa con su política de la "Ruta de la Seda sanitaria" con sus vacunas como arma de influencia económica y política.
La India había actuado contra la ofensiva china, aprovechando «su capacidad productiva para demostrar su potencia científica y reforzar los vínculos bilaterales»; C. Raja Mohan, director del Institute of South Asian Studies de la Universidad de Singapur, ha definido dicha actuación como «una demostración de soft power». La India habría tenido que suministrar millones de dosis de la vacuna de Oxford, AstraZeneca a seis países de sus alrededores en «uno de los esfuerzos de diplomacia vacuna más costosos del mundo» (Financial Times, 2 de febrero). Sin embargo, la "diplomacia de las vacunas" india en el Sudeste Asiático ha naufragado en la nueva explosión epidémica y las disponibilidades han sido reservadas al mercado interior. 
Rusia sigue con su política con el Sputnik V del Instituto Gamaleya, que usa la técnica del vector viral como Oxford As­traZeneca. El Sputnik V ha sido autorizado en 65 países, en Asia, América Latina y África. Actualmente, se utiliza en 38, entre los cuales está Hungría que, único en la Unión, ha adquirido 1,8 millones de dosis (ECDC). 

batallas estratégicas 

Para frenar la "influencia sanitaria" china en el Sudeste Asiático, el 12 de marzo Estados Unidos, Japón, la India y Australia en la cumbre del Quad habían lanzado la Quad vaccine partnership para suministrar a los países.de la región Indo Pacífica, antes de finales de 2022, mil millones de dosis de la vacuna de la multinacional americana Johnson & Johnson. La vacuna se producirá en la India, el proyecto estará financiado por Estados Unidos y Japón, y Australia dará asistencia en la logística y distribución (Hindustan Times, 13 de marzo). 
La explosión de los contagios en la India ha alimentado las presiones para responder a la desesperada necesidad mundial de vacunas. Ya el otoño pasado, al menos 100 países de la OMC, encabezados por la India y Sudáfrica, pidieron la suspensión de la tutela de la propiedad intelectual sobre las vacunas anti Covid, reglada por los acuerdos TRIPS (Trade related aspects of intellectual property rights). los Estados Unidos, la UE y Gran Bretaña rechazaron esta petición, pero a primeros de mayo la administración Biden anunció la disponibilidad americana a apoyar la "renuncia" temporal a las normas sobre las patentes de las vacunas anti Covid 19, como «medida extraordinaria» que las «circunstancias extraordinarias» requieren. La jugada americana es «probablemente el intento de contrarrestar al menos con palabras el éxito de la diplomacia sanitaria de Moscú y Pekín», ha escrito Beda Romano (JI Sole-24 Ore, 7 de mayo). Algunos países, entre los cuales están la India y Sudáfrica, se han presentado para ser productores de vacunas anti Covid, pero las negociaciones en la OMC tardarían meses en adquirir la competencia en las nuevas tecnologías, adecuar las plantas de producción y autorizarlas. 
Stéphane Bance!, administrador delegado de la estadounidense Moderna, que produce la segunda vacuna de mensajero-RNA hasta ahora en uso, afirma que «no existe en el mundo capacidad productiva con base mRNA no utilizada» (Financial Times, 7 de mayo). Para las empresas el verdadero "tapón" que limita la producción lo constituye la escasez de componentes y distintos materiales, desde las bolsas de plástico de los biorreactores hasta el vidrio y los tapones de las ampollas; y decenas de dichos componentes están, a su vez, protegidos por patentes. 
Las restricciones a la exportación de productos intermedios impuestas por los
Estados Unidos escribe Handelsblatt (10 de mayo) ralentizan la producción no solo en Alemania sino también en la India. Si se anularan, la producción mundial de vacunas podría llegar a 14 mil millones de dosis este año. Según el periódico económico alemán, la propuesta de Joe Biden es una jugada de política exterior con función antichina y antirrusa pero, en el fondo, demagógica. «El cese de las patentes no con llevaría ni siquiera una dosis más a corto y medio plazo», ha declarado la presidenta de la Comisión europea Úrsula von der Leyen en la reciente cumbre UE de Oporto. 
Frankfurter Allgemeine Zeitung ha señalado a las vacunas como nuevo terreno de «batalla geopolítica» en la lucha contra la pandemia entre Estados Unidos y la UE, «la única potencia democrática» que actualmente exporta y suministra vacunas a terceros países (10 de mayo). Para la canciller Ángela Merkel, la cesión de las patentes implicaría asimismo un traspaso de competencias a China para producirlos; «el factor limitativo en la producción de vacunas es la capacidad de producción y los altos estándares de calidad, no las patentes» (Süddeutsche Zeitung, 6 de mayo). 
El presidente francés Emmanuel Macron ha acusado a los «países anglosajones» de obstaculizar.el suministro mundial de vacunas salvavidas con las barreras a la exportación (Financial Times, 7 de mayo). En cambio, la Unión exporta el 50% de su producción y participa en los programas de ayuda a los países más pobres. 

Ética y negocios 

La iniciativa americana ha sido acogida favorablemente por la OMS, Rusia y China, y en varias partes se solicita la liberalización de las patentes de las vacunas anti Covid-19 por motivos éticos. La eticidad de la tutela de la propiedad intelectual de los medicamentos lleva cuestionándose desde los orígenes de la moderna industria farmacéutica, pero a menudo también viene utilizada para cubrir guerras comerciales y proteccionistas. 
El historiador Jonathan Liebenau observaba que las grandes empresas farmacéuticas no se comportan de manera diferente respecto a todas las demás, al recurrir sin escrúpulos a los medios típicos de las guerras comerciales, desde el dumping a la violación de las leyes sobre la propiedad intelectual. La diferencia estriba en los esfuerzos que estas empresas hacen por presentarse como si las movieran mayores motivaciones éticas, dedicándose a la alta ciencia y a la salud humana (J. Liebenau Medical science and medical induscry, Johns Hopkins University Press, 1987). 
Desde sus orígenes, las patentes han sido una de las armas usadas por las grandes sociedades para transformar la competencia en monopolio, escribía Lenin en 1916, y su violación es un medio para socavar las posiciones dominantes. Se sabía de antemano que las grandes empresas farmacéuticas se rebelarían la patente garantiza a las empresas propietarias una condición de monopolio durante 20 años, pero el enfrentamiento incluye las batallas entre las potencias sobre sectores considerados "estratégicos". 
En las vacunas contra el nuevo coronavirus se miden la capacidad científico tecnológica y la fuerza industrial de las potencias. En particular, es una carrera en las biotecnologías médicas, un campo en el que Estados Unidos ocupa una posición dominante y China aspira a convertirse en la próxima "súperpotencia biotecnológica", con grandes inversiones que involucran ampliamente el aparato militar-industrial. 
De las vacunas realizadas hasta ahora, tres usan una tecnología basada en el mRNA, representan una "revolucionaria" innovación y abren grandes horizontes y un gran mercado a la inmunoterapia de muchas enfermedades, entre las cuales el cáncer: dos son alemanas, de las sociedades BioNTech (en colaboración con Pfizer) y CureVac (esta última se aprobará próximamente en Europa), una es americana (Moderna).

Ugur Sahin, cofundador y administrador delegado de BioNTech, nos cuenta que tiene 14 antitumorales en vías de experimentación y aspira a que dicha empresa se convierta en «la potencia de la inmunoterapia del siglo XXI» (Financia/ Times, 11 de mayo). 
La réplica tajante por parte de Alemania y de la Unión a la propuesta americana denuncia explícitamente el temor de que la ventaja adquirida por la investigación biotecnológica alemana pueda verse rápidamente erosionada por el traslado de tecnología a la competencia. Dieciséis candidatas vacunas a base mRNA y diez a base DNA están actualmente en fase de estudio clínico en diferentes países (WHO, Landscape of novel coronavirus candidate vaccine development, 11 de mayo). China tiene en fase 3 una vacuna mRNA desarrollada por la Academia Militar de las Ciencias en colaboración con dos sociedades biotecnológicas capaces de hacer frente a la producción a gran escala, y otra más en fase l. La propia BioNTech que está asociada con Fosun Pharma para el mercado chino va a construir en China una planta productora. 
La exportación de capitales significa también exportación de know how, el conjunto de competencias tecnológicas. No hay dudas acerca de la ventaja alemana y americana en este filón biotecnológico. Pero tan solo es cuestión de tiempo.

Madrid entre ladrillos y maquinaria

En la Puerta del Sol de Madrid, la sede del gobierno regional, en mayo de 2011 las manifestaciones de los indignados anunciaban la llegada también en España del nuevo ciclo político: que se habría concretado en el momento de apogeo del procés independentista catalán y de los regionalismos en la emersión de Podemos, Ciudadanos y Vox, y en las sucesiones a] trono y en los principales partidos, que veían asomarse una nueva generación de líderes. 
Sin embargo, la crisis de la pandemia secular ha sacudido una vez más el panorama político, y la manera en que Europa saldrá de esta va a perfilar las nuevas perspectivas. Los desequilibrios globales, en la base del nuevo ciclo, no han desaparecido, pero, para las fuerzas políticas que lo han encarnado, se está abriendo un nuevo proceso de selección y transformación, un intervalo que podría marcar un hito. En este sentido, los recientes acontecimientos políticos en España ofrecen elementos de reflexión. 



Madrid hoy ... 

La popular Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) ha ganado su plebiscito personal contra la coalición del gobierno central de Pedro Sánchez (Madrid, 1972), dirigido por el PSOE y Unidas Podemos. Reaccionando a la fallida moción de censura contra el PP en manos de Ciudadanos y del PSOE en Murcia, ha convocado y ganado las elecciones en la región de Madrid. 
Apoyándose en la corriente aznarista, más atlantista, liberal en economía y conservadora desde el punto de vista de la política territorial, ha aprovechado la caída del partido liberal Ciudadanos, que no ha superado la barrera del 5% y ha perdido todos sus escaños. Asimismo, ha contenido el auge de Vox, que de todas formas estaba dispuesto a ofrecer sus propios escaños a la investidura de Ayuso, quien podría ostentar el título de reunificadora del centroderecha. 
Su victoria se ve reforzada por una fuerte disminución de la abstención, que le permite obtener más del doble de los votos que en el 2019, volviendo a llevar así al PP local a niveles próximos a los del 2011, año en que también ganó las elecciones generales. 
En la izquierda se registran desplazamientos igual de profundos. Pablo Iglesias (Madrid, 1978), líder de Unidas Podemos, la fusión entre Podemos e Izquierda Unida (IU), había dejado su cargo de segundo vicepresidente del gobierno central para presentarse como candidato; encajada la derrota de la izquierda, ha decidido abandonar la política; junto a Albert Rivera (Barcelona, 1979), quien dejó el mando de Ciudadanos tras el derrumbe en las elecciones generales, es el segundo líder de los nuevos partidos que abandona el escenario. 
El PSOE también se ha visto afectado. El profesor «soso» Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) en 2019 había sido el más votado, aunque ya estaba planificando abandonar la política regional: ahora pierde casi un tercio de los votos, después de una campaña oscilante en cuanto a la relación con Iglesias. Lo supera por poco Más Madrid, partido local ecologista nacido precisamente de una escisión de Podemos: en aquel momento se oponía al deslizamiento hacia la izquierda y hoy, pensando en la expansión nacional, mira hacia el modelo de los Verdes alemanes. Su candidata, Mónica García (Madrid, 1974), médico y. paladín de la sanidad pública, no se ha dejado arrastrar en la cruzada de Iglesias entre «fascismo y democracia», sino que ha centrado su atención en la gestión de la pandemia por parte de la Comunidad. 
Madrid cuenta con los peores datos de mortalidad del país, sobre todo entre lós ancianos; sin embargo, esto no ha impedido el ascenso de Ayuso con su campaña contra el aumento de los impuestos y a favor de la «libertad», que ha interceptado la indignación del "partido del PIB" contra las restricciones y, según El País, también «un amplio sentimiento de cansancio pandémico, el deseo de actividad laboral e interacción social». 

... ¿mañana  España. 

Al día siguiente de la victoria, ha em­pezado el debate sobre las implicaciones a nivel nacional. El PP, reforzado, aspira ex­plícitamente a canibalizar lo que queda en el país de los restos de Ciudadanos, para luego centrarse en las generales de 2023. Sin embargo, existen reservas acerca del «trumpismo castizo» de Ayuso, como Jo definen sus adversarios, y su posibilidad de que sea exportado, es decir, si, según reflexiona el Financia/ Times, «la dere­cha martirizada y fragmentada de España y sus homólogas europeas podrían repetir en otra parte un conservadurismo apolo­gético que ha capitalizado el esfuerzo de las restricciones del Covid». 
Sin embargo, Jorge Tamames, antiguo redactor-jefe de Política Exterior, en una intervención para el parisino Le Grand Continent, observa que «trumpista es un adjetivo que se usa con demasiada ligere­za», mientras que la verdadera clave para comprender el poder del PP madrileño en los últimos 26 años hay que buscarla en su 
base social: «nuevas clases periurbanas, grandes y pequeños rentistas (en un país con el 77% de familias con vivienda en propiedad, 7 puntos por encima de la media europea), el sector hotelero, el pueblo conservador de la periferia madrileña y un tejido empresarial educativo, sanitario, de residencias para ancianos que se beneficia de las redes clientelares». Por otro lado, para Tamames, la propuesta del PP basada en «especulación inmobiliaria, el ladrillo y el turismo» es incapaz de «consolidar a España como potencia exportadora según el modelo de Alemania», o sea, precisamente lo que implicaría el nuevo Plan Marshall europeo.
El sistema politico español está buscando un equilibrio entre «maquinaria y ladrillos», donde por «ladrillos» hay que entender en un sentido amplio gastos e inversiones para reconstruir, y mantener juntas, las bases de masa de los grandes partidos, cuyas oscilaciones han dado vida al nuevo ciclo político. 

Límites territoriales 

Así pues, no parece casual que el plan de recuperación de Sánchez incluya, además de la política industrial en energías renovables y digitalización, también casi 6 mil millones dedicados al rendimiento energético de los inmuebles y a la construcción de nuevas viviendas. Por su parte, el PP, al día siguiente de la victoria, publicó un artículo significativo en El Mundo, firmado por su portavoz europea Dolors de Montserrat (Barcelona, 1973) y por el líder del PPE, el alemán Manfred Weber. En la premisa declaran que «en algunos ámbitos se tendrían que devolver competencias a los Estados miembros», aunque por otro lado «la acción común es crucial y la UE necesita mayores poderes ejecutivos». He aquí una posible interpretación del "trumpismo light": seguir empuñando la bandera del soberanismo para que no lo hagan los demás y, al mismo tiempo, apostar por una integración europea más sólida. 
Según observa Tamames, los mayores límites del PP serían territoriales. Dado que el trasvase de votos entre los bloques sigue siendo modesto, «gobernar España exige alcanzar acuerdos con los partidos regionalistas e independentistas, lo que facilita a la izquierda, menos centralista que la derecha». 
Sin embargo, en el propio PSOE hay quien ha leído el resultado de Madrid como un castigo a la política de Sánchez y a una coalición desequilibrada hacia la izquierda, que a menudo se ha apoyado en los independentistas catalanes y vascos. En las primarias socialistas en Andalucía, convocadas en la perspectiva de un anticipo electoral en una de las comunidades autónomas españolas más grandes, Susana Díaz (Sevilla, 1974), protegida del expresidente Felipe González, encarna una opción más centrista que vuelve a levantar la voz. 
Sánchez busca la recuperación económica y la perspectiva de una rápida vacunación, pero ante él tiene a un Madrid hostil y a una Cataluña donde, a pesar de que los socialistas hayan salido primeros en las elecciones de febrero, los independentistas en su conjunto siguen haciendo girar a Barcelona sobre sí misma. 

Espacio Úrsula 

El resto del país muestra realidades diferenciadas. Por ejemplo, el socialista valenciano Ximo Puig (Morella, 1959), presidente de la cuarta comunidad por número de habitantes, con un puerto estratégico del Mediterráneo, recuerda que «Sánchez es el mayor referente de la socialdemocracia europea». Desde Galicia, Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), único popular que gobierna su comunidad con mayoría absoluta, reclama para el PP un «cambio de ciclo [para volver a hacer] una política más occidental, más europea, más previsible». Ellos recuerdan que las versiones más conciliadoras del PSOE y del PP constituyen para muchas comunidades, el enlace con la Comisión UE de Úrsula van der Leyen y con los fondos del Next Generation EU. 
Ayuso ha hecho famoso su lema «Madrid es España», aunque si se mira bien, España no empieza en Madrid y no acaba en Barcelona. De hecho, su «terremoto político» madrileño tenía el epicentro en la periférica Murcia. Parafraseando al debate italiano, ¿es posible encontrar en España un espacio Ursula, que conecte a las principales formaciones españolas con la directriz europea? Ciertamente existe dicho espacio político, social, territorial y, en parte, generacional de entendimiento entre las grandes fuerzas políticas. La cuestión es quién y cómo lo va a gestionar.