Tras la segunda vuelta de las elecciones generales nos llega, convenientemente filtrada, la información de que el fin de las pensiones públicas puede estar a la vuelta de la esquina; en concreto a finales de 2017 o, como mucho, en 2018.
Los medios de desinformación nacionales e internacionales, junto con el manido argumento del envejecimiento de la población española, se centran en otras explicaciones como “razones” del previsible fin de las pensiones públicas.
La primera de ellas tiene un fondo de realidad innegable, si bien no se encuentra en ella la razón de una crisis de este sistema de protección de la vejez, como veremos más adelante. Me refiero al hecho de que el gobierno del PP ha estado metiendo la mano, más o menos desde que Rajoy alcanzó la presidencia, a la caja de galletas; es decir, al Fondo
de Reserva de la Seguridad Social.Texto de la columna (lado derecho)
Los medios de desinformación nacionales e internacionales, junto con el manido argumento del envejecimiento de la población española, se centran en otras explicaciones como “razones” del previsible fin de las pensiones públicas.
La primera de ellas tiene un fondo de realidad innegable, si bien no se encuentra en ella la razón de una crisis de este sistema de protección de la vejez, como veremos más adelante. Me refiero al hecho de que el gobierno del PP ha estado metiendo la mano, más o menos desde que Rajoy alcanzó la presidencia, a la caja de galletas; es decir, al Fondo
de Reserva de la Seguridad Social.Texto de la columna (lado derecho)
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