Toda organización que aspire a ser de vanguardia, y debe serlo para hacer la revolución, ha de ser una organización de cuadros. Esto es, un destacamento en el cual sus componentes, la militancia, están implicados en la estructura de tal forma que, de acuerdo a sus cualidades y posibilidades, están en condiciones de aportar a la organización lo máximo, lo óptimo. El hecho de que la organización sea capaz de realizar esta fusión óptima entre la militancia y la estructura se llama encuadramiento. Los cuadros, por su parte, son revolucionarios/@ profesionales, es decir, militantes formado/@ y experto/@ en alguna tarea revolucionaria, y cuya militancia es una prioridad en sus vidas.
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