El euro-atlantismo de los partidos españoles a la prueba.

Un cuadro internacional que ya es de por sí convulso entre la difícil recuperación post-pandemia, guerra en Ucrania, crisis energética, golpes de Estado y amenazas de guerra en el Sahel, y la presidencia rotatoria española de una UE que afronta complejas negociaciones como el acuerdo UE-Mercosur, la ampliación y profundización de la Unión, la gestión común de los flujos,migratorios obliga a Madrid a buscar una fórmula gubernamental que no se descarrile de los vínculos externos euro atlánticos. 
La reavivación del hervidero me­dio oriental, con el repentino ataque de Hamás y la reacción israelí en Gaza, añade un elemento potencial de estrés a las negociaciones para un nuevo ejecutivo español. 

feijoo y VOX 

Tal y como vaticinaban los medios y los analistas, el intento de investidura del líder del Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo con el apoyo de Vox ha fracasado, desmintiendo una ecuación de gobierno que había sido apoyada tanto por el alemán Manfred Weber, presidente del PPE, como por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Una «pausa» en la transición energética de marca green estaba entre las bases materiales de esta fórmula. 
Pero los dos partidos de derechas sólo cuentan con 170 escaños de los 350 del Congreso, insuficientes para la investidura, dado que la naturaleza ultra-centralista de Vox impide a Feijóo sumar otras fuerzas políticas además de los regionalistas navarros y canarios (dos escaños en total) o al menos obtener una benévola abstención. 
Feijóo afirma que no «quería» la presidencia, dado que el precio puesto por el independentismo catalán era una «amnistía» por los hechos del procés del 2017 y la posibilidad de celebrar un nuevo «referéndum» con garantías legales. Pero el portavoz de los vascos democristianos del PNV (5 escaños), Aitor Esteban, le recordó que, si hubiera obtenido el apoyo de las formaciones independentistas, vascas o catalanas, habría automáticamente perdido el apoyo de Vox (33 escaños), alejándose aún más del umbral de la gobernabilidad. 
Feijóo finalmente fracasa en su investidura, pero logra mantener intacta, por ahora, su leadership en el PP y en una derecha española que en los últimos años ha devorado a muchos de sus líderes y dirigentes. Parado a mitad de camino, en la escalera entre la oposición y el Gobierno, el gallego espera a que maduren las dificultades de sus adversarios. 

Sánchez y la UE ... 

Tras una segunda ronda de consultas con las fuerzas políticas, nuevamente con la deserción de los partidos gallegos, catalanes y vascos, salvo el PNV, el rey Felipe VI ha encomendado al socialista Pedro Sánchez la tarea de intentar formar una mayoría al ternativa. Según la Constitución, si el rey no encuentra un candidato aceptado por el Congreso antes del 27 de noviembre, automáticamente se disolverían las Cámaras y se repetirían elecciones en enero. 
Un nuevo ejecutivo de Sánchez enfrentaría desafíos complejos, tanto en la proyección externa como en el ciclo político interno. Las cumbres de Granada de la Comunidad Política Europea y el Consejo de la UE en octubre, de las que hablamos en otra pane de este periódico, anticiparon algunos. 
Por ejemplo, con respecto a la ampliación de la Unión, que en cualquier caso tendría un horizonte temporal a largo plazo, España se encuentra entre los primeros países que pretenderían antes una profundización de la integración. No se uata sólo del hecho de que España esté entre los países que pasarían de receptores netos de fondos europeos, en particular agrícolas (PAC) y fondos de cohesión, a contribuyentes netos, en el caso de una ampliación que llegue hasta Kiev. Es también una cuestión de peso político, observa Áurea Maleó, directora de la "Red" del Real Instituto Elcano, think cank español vinculado a los principales ministerios, entre ellos el de Asumas Exteriores. Entrevistada por el lusitano Diário de noticias, recuerda que «Portugal y España se encuentran en una situación muy periférica respecto a la UE y a su mercado interior habrá un desplazamiento del peso de la UE hacia el Este y aquí, en la península ibérica y en otros países del Sur como Italia y Grecia, hay que garantizar que la UE no olvide la dimensión sur». Precisamente la elección de la Alhambra de Granada para celebrar estas cumbres, en el profundo sur frente al norte de África, parece incluir estas preocupaciones. 


... el Oriente Medio ... 

Enrie Juliana, subdirector del catalán La Vanguardia, afirma que el incendio de Oriente Medio puede inflamar las calles de todo el Magreb, hasta el punto de provocar la ruptura entre Israel y Marruecos, que está incluido en los Acuerdos de Abraham y «animar al Frente Polisario a una mayor actividad bélica en el Sáhara Occidental, con el apoyo directo o indirecto de Argelia». Un escenario sombrío para Madrid, que depende en gran medi­da de Rabat para el control de los flujos migratorios en la frontera sur, y de Argel, aunque menos que en el pasado, para una parre sustancial del suministro de gas. 

El Economista pone el acento en el potencial efecto directo de la guerra en Gaza sobre el mercado de hidrocarburos, una «seria amenaza» para la economía española, «con mayores riesgos que otros conflictos can recientes como la guerra en Ucrania». Para Juliana, hay que tener en cuenta el paralelismo con la guerra de Yom Kipur (1973) y el consiguiente shock petrolero, que tuvo un impacto en los tiempos y formas de la transición española desde el franquismo a la democracia. Que en este caso sería hasta obvio el nexo entre un nuevo shock energético y los tiempos y formas de la transición energética europea, que ya en­cuentra animadas resistencias internas. 
Teniendo presente estos temores expresados por la prensa , podemos encuadrar mejor la posición del gobierno español, alineada con la del comisario europeo Josep Borrell, exministro de Exteriores con Sánchez. Madrid, si bien condena el ataque de Hamás, pide proporcionalidad y autocontrol en la respuesta de Israel, temiendo sobre todo el potencial shock que supondría la ampliación del conflicto. 

... Argentina ... 

Un nuevo golpe podría llegar del otro lado del Atlántico. El 22 de octubre se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina. Para la segunda vuelta, el 19 de noviembre, se confrontaran el peronista Sergio Massa (36,7% de los votos emitidos), actual ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández, y Javier Milei (30%), populista de derecha apreciado por los españoles de Vox, y comparado con Trump y Bolsonaro. 
Milei, según el Financial Times, es «aún más outsider», ya que no tiene experiencia política, su partido La Libertad Avanza es de reciente formación y no tiene una base de poder territorial. Teniendo un reducido apoyo parlamentario, ya que con las elecciones presidenciales sólo se renuevan la mitad de la Cámara y un tercio del Senado, «el riesgo de bloqueo explica en parte por qué los mercados parecen incómodos con el ascenso de 
Milei» y preferirían que éste, en caso de victoria, colaborará con Patricia Bullrich, en tercera posición en la carrera presidencial, y la centro derecha tradicional. 
El surgimiento del nuevo ciclo político también en Buenos Aires, por un lado, confirma la regularidad del fenómeno y, por otro, se entrelazar y súper poner a más de veinte años casi ininterrumpidos de gobiernos peronistas, que en términos de populismo y desequilibrio político ya habían realizado grandes contribuciones. Incapaz de afrontar el enroscamiento de la crisis de precios, común en toda la región, el gobierno argentino ha visto aumentar la inflación al 140%, uno de los niveles más altos, mientras caía el valor del peso. El dólar blue, el valor del dólar estadounidense en el mercado negro, reconocido como índice de referencia del desempeño de la economía, se triplicó en el año. la economía, se triplicó en el año. Milei, que se autodefine como «ultra­liberal» y «anarco-capitalista», propone la «dolarización» de la economía, aboliendo el Banco Central, un plan «motosierra» de recortes de gastos e impuestos, el rechazo a las regulaciones ecológicas para la industria y el sector agrícola y, sobre todo, la salida del Mercosur, bloque que reúne también a Brasil, Paraguay y Uruguay

Es reciente el debate uruguayo sobre un posible «Urexic», término Lomado del Brexit, debido también al descontemo por el retraso en la ratificación del acuerdo UE-Mercosur. Evitar la victoria de Milei, por tanto, sería un alivio ramo para el brasileño Lula como para Sánchez, dado que ambos han comprometido mucho capital político en este acuerdo. Sin embargo, en las fuertes polémicas internas en España, las cuestiones puramente domésticas, vinculadas a las negociaciones para la investidura . 

... y Cataluña 

La foto inédita de la rew11ón de Sánchez con representantes de EH Bildu, partido de la izquierda independentista vasca que incluye a los herederos políticos de la banda terrorista ETA, es ya suficientemente con provenido, ramo para la oposición de derechas como para las corrientes más tradicio­nalistas del PSOE. Pero lo que absorbe la mayor energía de los actores políticos es la discusión sobre una hipotética «amnistía» para los catalanes, que el socialista parecería dispuesto a conceder. 
Mientras llegaban las primeras noticias de centenares de muertos israelíes y palestinos, un tema de por sí divisivo no sólo en el eje derecha-izquierda, sino también con respecto a la dicotomía entre partidos "estatales" y "nacionalistas" (periféricos), la atención estaba en gran parte dirigida a una manifestación en Barcelona. Convocada por Societat Civil Catalana, agrupó a los partidos unionistas de derecha, en particular PP y Vox, contrarios a la amnistía. 
Se puede pensar que, paradójicamente, la dura oposición de las derechas favorezca a Sánchez, aumentando el valor de la medida de gracia en Barcelona. Pero las dos principales fuerzas catalanistas, Esquerra Republicana y el partido de derecha Jums per Catalunya, están absortas en una competencia por la primacía independentista que las empuja hacia posiciones extremas. 
Barcelona puede ser, por tanto, la clave de una nueva coalición miccerrandiana, es decir, desequilibrada hacia la izquierda, en la que sería cada vez más evidente el papel de la tradicional descentralización española y de las dinámicas internas territoriales. O España podría ser nuevamente absorbida en su ombligo catalán, condonándose a una nueva fase de bloqueo. 
Sin embargo, dadas las difíciles condiciones del contorno, los vínculos externos exigirán un alto nivel de disciplina euroatlántica para la solución de la ecuación política. No está dicho que la mayoría que está buscando moldear a Sánchez para su investidura pase la prueba. 

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