Es imposible decir que saldrá ahora del desequilibrio italiano, aunque el PD se debilita como arquitrabe del vínculo europeo. En estos momentos Pier Luigo Bersani y Massimo D'Alema se hacen las Magdalenas arrepentidas del liberalismo progresista. Ciertamente cuentan que en los años Noventa siguieron la corriente, creyéndose los Tony Blair italianos, porque la marea de la globalización parecía levantar a todas las barcas en la prosperidad. Pero ahora que la crisis ha destruido aquella ilusión es necesario volver a dar protección a los trabajadores y a los grupos medios, porque de otro modo lo hará la derecha populista. Incluso se inventan al nuevo santo protector en Martin Schulz, solamente porque el tribuno de la socialdemocracia alemana va tiñendo de rojo antiguo sus actos electorales. O también fantasean sobre el demócrata socializante Bernie Sanders, en los Estados Unidos, y sobre el laborista old style Jerem Corbin en Gran Bretaña.
¿Pero a quién le quieren contar estas historias? Ayer eran medio, liberales, hoy medio populistas, pero siempre interclasistas: siguen el viento y la corriente y, de hecho, su nombre justo es oportunistas. Son los patéticos propagandistas del interclasismo. La defensa de los trabajadores no puede depender de los giros de su política.
A finales de enero Unioncamere, la Unión de las Cámaras de Comercio italianas, ha publicado el boletín "Previsiones de ocupación en el I trimestre 2017". Aunque leyéndolo con la debida cautela tratándose de previsiones extraídas de una encuesta, realizado sobre 97 mil empresas de todos los sectores y dimensiones, los resultados son interesantes: La síntesis está en el título: «I contratación de cada 5 será difícil».
Son datos que ilustran la otra cara de la desocupación italiana: Unioncamere indica que casi el 20% de las contrataciones previstas durante el trimestre podrían no encontrar respuesta, la mitad por falta de candidatos y la otra mitad por su formación inadecuada.
Desocupación y falta de ocupación
Las carencias más significativas afectan a las <<profesiones especializadas (en primer lugar a los ingenieros)», a las técnicas (sobre todo en el terreno de la ingeniería y la informática) y a los obreros especializados. Desde el punto de vista regional, las contrataciones problemáticas se concentran en el Norte, partiendo desde el Noreste (aquí la dificultad de disponibilidad afectaría entre el 25 y el 30% de las contrataciones), con Lombardía y Piamonte en el 22-23%.
En relación a la escolarización, para el 58% se requiere un nivel superior (41 % diplomado, 17% licenciado), para el 16% una cualificación profesional, mientras para el restante 26% no se indica una formación específica.
Estas dificultades de disponibilidad reflejan la participación de dos fenómenos, que también son dos problemas cruciales para el capitalismo italiano: la caída demográfica y la mala adecuación de la enseñanza a las exigencias del mercado de trabajo.
Invierno demográfico y desequilibrio educativo
Este segundo aspecto nos remite a una crisis de desequilibrio todavía sin resolver sobre el frente específico de la formación de la fuerza de trabajo. Esta también es una vieja maldición, porque ya en 1968 Arrigo Cervetto escribía: <<la escuela debe adecuarse [a los] movimientos del capital. La adecuación nunca ha sido simultánea y esto determina permanentes desequilibrios en el sistema. Después, cuando la adecuación está muy atrasada los desequilibrios se hacen agudos» (Tesis sobre la táctica leninista en la crisis de la escuela").
En cambio, la caída demográfica es un producto de la tardía madurez imperialista que en la actualidad ya está afectando a las fuerzas productivas. Es significativo que el ISTAT, en su último comunicado, haya comenzado a considerar «el efecto del componente demográfico sobre las variaciones de tendencia de la ocupación por niveles de edad». Durante el año 2016 han faltado, sólo por la dinámica demográfica, 244 mil ocupados de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años. Hasta el punto que, siendo los ocupados en esta franja disminuidos "sólo" en 168 mil unidades, el ISTAT puede vanagloriarse de un "aumento" de ocupación en detrimento del factor demográfico.
Sigue existiendo el hecho de que en dos años ha disminuido por esta causa el 2,5% de la población italiana en la franja 15-49 años, «equivalente a unas 680 mil personas», y que sólo como una atenuación parcial ha intervenido «la dinámica migratoria, positiva en este grupo de edad». El dato ilustra un problema que no es sólo italiano: Alemania lo vive aunque de manera más acentuada, y lo intenta afrontar.
Necesidad de inmigrantes: el caso alemán
En la política de apertura de las fronteras a la, inmigración realizada por la canciller Angela Merkel también se puede reconocer la preocupación por los efectos del invierno demográfico sobre el mercado de trabajo. La acogida a los inmigrantes se convierte en una necesidad para las viejas (en todos los sentidos) metrópolis europeas. Pero también está acompañada por la necesidad de formar a aquella fuerza de trabajo al nivel requerido por el desarrollo industrial.
La verdadera diferencia respecto a Italia es en todo caso que. En Alemania se intenta afrontar el problema en vez de sumergirlo en la combinación entre una retórica hipócrita sobre la acogida y las recriminaciones xenófobas y racistas. El sindicato de los trabajadores alemanes del metal IG Metall propuso hace un año, y reafirmado en un documento reciente, la institución de un «un año de integración», un contrato para prófugos a partir del modelo ya existente en Alemania para los desocupados con dificultades de colocación particulares: cuatro días de trabajo retribuido y uno de un curso de lengua, con una contribución de hasta el 50% del coste del (Handelsblatt, 5 de febrero de 2016.
Paralelamente un grupo de empresas ha lanzado la plataforma "Wir zusammen" (Estamos juntos), a de la cual ponen a disposición recursos para la integración «no vista como un problema social sin todo como un reto que ofrece oportunidades» (Handelsblatt. febrero de 2016). Un año después participan 150 grupos económicos.
Uno de los fundadores de la plataforma forma, Ralph Dommermuth, ha señalado en el Financial Times (9 de enero) que se han producido pocas contrataciones, pero que la integración y la formación son importantes: cita a los 16. 900 "mentores" que están ayudando a los migrantes en todos los campos, desde el aprendizaje de la a la redacción del curriculum vitae, testimonio que registra sin mentiras las dificultades de este proceso.
Una integración difícil
De nuevo Handelsblatt (3 de enero) escribe que en Alemania hay casi un millón de puestos de trabajo que esperan ser cubiertos, mientras las esperanzas de transformar rápidamente a los 1,2 millones de inmigrantes llegados en los dos últimos años en fuerza de trabajo adecuada para cubrirlos no se han cumplido. En septiembre de 2016 sólo había 119.000 personas provenientes de los principales ochos países peticionarios de asilo ocupadas establemente.
El Instituto para la Economía Mundial de Kiel (IfW) es más optimista; según sus cálculos los refugiados con un trabajo estable son 160 mil y ascenderán a 410 mil antes de 2018 (Il Foglio, 14 de diciembre de 2016).
En cualquier caso la integración en el mercado de trabajo sigue siendo una cantera abierta.
Al trazar un balance después de un año desde la gran llegada del verano de 2015, Die Zeit (8 de septiembre de 2016) valoraba las promesas sólo respetadas en parte: se ha «invertido en medidas de formación y cualificación», se han eliminado obstáculos burocráticos «como la prioridad para los trabajadores alemanes», pero los efectos han sido poco evidentes. En todo caso, a partir de estos ejemplos está clara la diferencia que existe entre un imperialismo alemán que intenta afrontar un problema, tan decisivo para la suerte de una sociedad imperialista madura aunque con difícil solución, y un establishment italiano, temeroso y acobardado, un poco incapacitado para políticas de largo plazo e inclinado a conceder al oportunismo los sentimientos anti-inmigración de la vulgata populista.
Unificación estratégica en el partido leninista
En cambio, en el frente opuesto de clase el objetivo común es una lucha de todos los trabajadores contra un enemigo común, el capitalismo. Desde hace décadas los Leninistas se han preparado para esta evolución. Hace más de treinta años, en 1984, Arrigo Cervetto anotaba: «E improbable que Europa invierta la caída demográfica. Las evoluciones demográficas son lentas. Es inevitable que Europa sea tierra de migraciones».
Se acentúan las diferencias en las estratificaciones salariales, donde el desplazamiento hacia arriba requiere nuevas entradas en los estratos bajos. También por esto, en una convención de 1983, Cervetto reclamaba de nuevo la necesidad de «subrayar con mayor fuerza la exigencia del partido leninista. Es muy difícil encontrar motivos de unificación entre los asalariados
individuales sólo les unirán las ideas generales Sólo ideas fuerza como las del marxismo pueden unificar a los trabajadores asalariados».
Lotta comunista, febrero de 2017