Sobornos y misiles en Corea


El pasado 10 de marzo, por decisión unánime, los jueces del Tribunal Supremo de Seúl han destituido del cargo a la presidenta Park Geun-hye, bajo la acusación de abuso de poder y reiteradas violaciones constitucionales. Park, elegida en 2012, ha sido derribada por el denominado Choigate, las revelaciones aparecidas en noviembre de 2016 referidas al papel de su confidente, Choi Soon-sil, en la dirección de los asuntos de Estado. 
Los acontecimientos han implicado a los mayores conglomerados económicos del país, los chaebol, responsables de sustanciosas donaciones, estimadas en cerca de los 70 millones de dólares, destinadas a diversas fundaciones creadas por Choi y quizás rastreables hasta la presidencia. 
Las masivas manifestaciones de pro-testa, en las que han participado más de un millón de coreanos, han determina-do la intervención de la magistratura y numerosos arrestos: no solo de diversos miembros del entourage presidencial y de altos burócratas, sino también del vicepresidente y heredero del grupo Sam-sung, Lee Jaeyong, emblema del ascenso económico de Seúl.


Crisis político-judicial y fibrilaciones regionales 

La iniciativa judicial contra Lee es definida por la fiscalía coreana como el <<juicio del siglo»: podría abrir la puerta a iniciativas análogas contra otros grandes grupos, como Lotte, involucrados en el Choigate. La propia Park, con la pérdida de la prerrogativa de inmunidad propia del cargo Ele la jefatura del Estado, se enfrenta a un proceso judicial por violación de leyes sobre la seguridad nacional. 
Para el periódico conservador JoongAng Ilbo, vinculado a Samsung, el clima en Corea recuerda al poema de 1970 "Los cinco bandidos", del poeta disiden-te Kim Chi-ha, acto de denuncia contra el régimen militar y las contradicciones del boom económico coreano. Específicamente, los «cinco bandidos», tanto ayer como hoy, venían a referirse a los «empresarios, militares, parlamentarios, burócratas y ministros».
La crisis político-judicial en Seúl se presta a analogías tanto con la Tangentopoli italiana como con los sucesos que, en aquellos mismos años, asfixiaron al Partido Liberal-demócrata (LPD), equivalente japonés de la Democracia Cristiana italiana como partido clave. De la misma forma que en Japón, la oleada judicial ha embestido y agitado a la principal formación política conservadora, el Saenuri, Partido Liberal, dividido en torno al impeachment; y ha sido aparentemente capitalizada por la principal fuerza de la oposición, el Minjoo, Partido Demócrata.
La sentencia del Tribunal Supremo ha abierto de manera oficial la campaña electoral coreana, con nuevas elecciones presidenciales que se celebrarán el 9 de mayo. Si bien uno de los temas centrales se referirá a la relación de la política y los chaebol, la batalla por la Casa Azul, sede de la presidencia, se verá conducida también sobre la orientación de la política exterior y sus relaciones con Washington, Pekín y Tokio. 
Como ha destacado Avvenire, la «decapitación de la democracia coreana» coincide con «una intensa fibrilación sobre el tablero asiático» en el cual se enfrentan los EEUU, Japón, Corea del Sur y China: la decisión de la presidenta Park de autorizar la implantación del sistema de misiles americano THAAD ha desencadenado la ira de Pekín. En medio de todo ello, «para agitar las aguas», el régimen de Pyongyang. Su último ensayo balístico del 6 de marzo, una salva de cuatro misiles caídos a menos de 200 km de la costa del Sol Naciente, ha sido descrito por los medios nipones (citando fuentes oficiales norcoreanas) como «la simulación de un ataque nuclear contra la base americana de Jwakuni», a cincuenta kilómetros de Hiroshima.

Crisis político-judicial y fibrilaciones regionales 

La iniciativa judicial contra Lee es definida por la fiscalía coreana como el <<juicio del siglo»: podría abrir la puerta a iniciativas análogas contra otros grandes grupos, como Lotte, involucrados en el Choigate. La propia Park, con la pérdida de la prerrogativa de inmunidad propia del cargo Ele la jefatura del Estado, se enfrenta a un proceso judicial por violación de leyes sobre la seguridad nacional. 
Para el periódico conservador JoongAng Ilbo, vinculado a Samsung, el clima en Corea recuerda al poema de 1970 "Los cinco bandidos", del poeta disidente Kim Chiha, acto de denuncia contra el régimen militar y las contradicciones del boom económico coreano. Específicamente, los «cinco bandidos», tanto ayer como hoy, venían a referirse a los «empresarios, militares, parlamentarios, burócratas y ministros».
La crisis político-judicial en Seúl se presta a analogías tanto con la Tangentopoli italiana como con los sucesos que, en aquellos mismos años, asfixiaron al Partido Liberal-demócrata (LPD), equivalente japonés de la Democracia Cristiana italiana como partido clave. De la misma forma que en Japón, la oleada judicial ha embestido y agitado a la principal formación política conservadora, el Saenuri, Partido Liberal, dividido en torno al impeachment; y ha sido aparentemente capitalizada por la principal fuerza de la oposición, el Minjoo, Partido Demócrata.
La sentencia del Tribunal Supremo ha abierto de manera oficial la campaña electoral coreana, con nuevas elecciones presidenciales que se celebrarán el 9 de mayo. Si bien uno de los temas centrales se referirá a la relación de la política y los chaebol, la batalla por la Casa Azul, sede de la presidencia, severá conducida también sobre la orientación de la política exterior y sus relaciones con Washington, Pekín y Tokio. 
Como ha destacado Avvenire, la «de-capitación de la democracia coreana» coincide con «una intensa fibrilación sobre el tablero asiático» en el cual se enfrentan los EEUU, Japón, Corea del Sur y China: la decisión de la presidenta Park de autorizar la implantación del sistema de misiles americano THAAD ha desencadenado la ira de Pekín. En medio de todo ello, «para agitar las aguas», el régimen de Pyongyang. Su último ensayo balístico del 6 de marzo, una salva de cuatro misiles caídos a menos de 200 km de la costa del Sol Naciente, ha sido descrito por los medios nipones (citando fuentes oficiales norcoreanas) como «la simulación de un ataque nuclear contra la base americana de Iwakuni», a cincuenta kilómetros de Hiroshima.

Una Corea que aprende a decir que no" 

Moon Jae-in, exsecretario del Minjoo y candidato derrotado por Park en 2012, aparece como el favorito en los sondeos. Abogado católico y activista de los derechos humanos, Moon viene de Geoje, isla perteneciente a la región de Cholla (el equivalente coreano del Mezzogiorno italiano y teatro de la sangrienta represión de Kwangju en 1890), nacido en el seno de una familia de prófugos de la provincia de Hamgyong, en lo que hoy es Corea del Norte. Cholla del sur es la región de origen de Kim Daejung (1925-2009), primer presidente católico de Corea, desde 1998 hasta 2003. 
Moon entró en política a principios de los años Setenta, organizando manifestaciones estudiantiles contra la dictadura militar de Park Chung-hee, siendo arrestado en varias ocasiones. En 1982 estableció la asociación con quien considera su mentor político, el expresidente Roh Moo-hyun, quien se suicidó en 2009: juntos fundaron en Pusan un despacho de abogados especializado en la defensa de activistas políticos y Sindicales. Roh y Moon fueron protagonistas del movimiento democrático que, en 1987, trajo las primeras elecciones presidenciales directas en Corea. En 1988 Moon fue uno de los fundadores del periódico nacional-progresista Hankyoreh (Una nación), cuarto periódico coreano por tirada con 600.000 copias. Además, fue elegido asesor electoral y luego miembro de la administración de Roh, desempeñando el cargo de Jefe de Gabinete de 2007 a 2008. Moon ha afirmado que considera la alianza bilateral con los EEUU como «un pilar de la diplomacia coreana»: Sin embargo avisa que «Corea debe aprender a decir no a los americanos». 
Esa es la clave. Para Moon la decisión de Seúl de desplegar el THAAD representa «una escalada innecesaria de las tensiones en la península» y el nuevo gobierno debe reexaminar la cuestión. Sobre las relaciones con Pyongyang, Moon ha afirmado: «El pueblo norcoreano forma parte de la nación coreana. Nos guste más o menos, Kim Jongun es su líder y nuestro compañero de diálogo». La dosificación de Moon se refiere a las corrientes de neutralidad nacional coreana y a la política de distensión inaugurada por Kim y proseguida por Roh. Para ser candidato a la presidencia Moon debe superar el examen de las primarias demócratas previstas para abril. Precisamente Hankyoreh subraya que su principal contendiente es Ahn Heejung, gobernador del Chungcheong del Sur. De la promoción de 1965, budista, ex-asistente de Roh de 1994 a 2002, se presenta como el intérprete de una línea principalmente centrista, favorable a la creación de una «gran coalición» • y, sobre todo, orientada a confirmar la decisión sobre los antimisiles. • A nivel nacional, Ahn aparece como gran favorito entre los electores moderados, «en la cincuentena, pequeños empresarios y profesionales», mientras Moon recoge apoyos entre los estudiantes, los trabajadores jóvenes y en la base sindical.

El "corazón del pueblo" 

Los católicos, según el censo de 2015, representan el 1,8 % de la población de Corea del Sur, frente al 19, 7 % de protestantes y al 15,7 % de budistas. El asentamiento católico se remonta a 1794 y está enlazado con la presencia jesuita en China; el caso protestante se remonta al final del siglo XIX. Ambas confesiones representaron uno de los canales de la modernización política y económica del país, así como la resistencia nacionalista al colonialismo nipón. Hasta 1945 el Norte de la península era una de las áreas con mayor presencia. La di-visión, de 1945 en adelante, determinó el desplazamiento hacia el Sur del para-lelo 38º de cerca de un millón de cristianos. Durante los años Setenta y Ochenta, corrientes protestantes y católicas desarrollaron un papel de liderazgo en la transición de Corea fuera de las estructuras autoritarias (Wi Jo Kang, Christ and Caesar in modern Korea, State Univer-sity ofNew York, 1997). 
La Conferencia Episcopal coreana se ha pronunciado a favor del veredicto del impeachment y ha invitado a la reconciliación nacional. Para Lazzaro You, obispo de Daejeon, se debe «acabar con la corrupción y las malas prácticas públicas», producto de «las estrechas relaciones entre la política y los chaebol». 
La jerarquía católica cuenta con una amplia y variada experiencia en la gestión de crisis, algo que se hace evidente por la forma en la que es capaz de plantear dosificaciones y personal político para afrontar los duros tiempos del momento: lo hizo con la presidencia de Kim en 1998 con ocasión de la crisis financiera. Tiene familiaridad no sólo con los factores morales coreanos, sino también con las manifestaciones de «movilización populista» que, para el diario japonés Nikkei, han arrastrado a «parlamentarios y magistrados» a derrocar a la presidencia. En particular el poder judicial habría representado el «corazón del pueblo», paladín de los «ciudadanos comunes contra los privilegiados »La fiebre populista judicial, para el periódico de Tokio, podría afectar a largo plazo a los equilibrios de Seúl, afectando finalmente a los regionales.

"Guerra pedagógica" china 

Ralph Cossa, presidente del Pacific Forum del CSIS, importante think tank americano, refleja en una intervención en el Japan Times que la voluntad china de impugnar la decisión• sobre los antimisiles no implica una preocupación significativa sobre la seguridad de Pekín, dado que el sistema representa una «amenaza mínima» para su disuasión estratégica. El verdadero objetivo sería alimentar «la agitación política y los sentimientos antiamericanos». 
La dosificación perseguida por Pekín, según el JoongAng libo, es la de «una guerra pedagógica»: advertir sobre «las consecuencias derivadas de desafiar a la potencia hegemónica». Esta pedagogía se vuelve compleja al llegar al interior de la opinión pública coreana, donde la protesta contra los sobornos se une a aquella contra los antimisiles. La pedagogía china, en cualquier caso, alterna entre el palo y la zanahoria.
El Global Times subraya que China intenta «hacer sufrir a Corea» y hacer comprender a los EE. UU el error cometido al volver a alterar el equilibrio estratégico regional. El THAAD, de hecho, representa una «oportunidad crucial para acrecentar y mejorar el armamento nuclear táctico» de Pekín. Aún más, agrega, si los coreanos han perdido una presidenta, han tenido éxito en «defender su soberanía, la supremacía del derecho y la democracia». Una lección que el nuevo inquilino de la Casa Azul deberá «tener en mente». 
Evocar el armamento nuclear táctico recuerda a la doctrina de la disuasión suficiente expuesta por Pekín; esta se basa en un arsenal estratégico numéricamente reducido pero suficiente como para provocar un daño políticamente inaceptable al adversario, cuantificable para los expertos entre el 20-30 % de la población del país enemigo. La introducción de armas tácticas sirve una doctrina nuclear principalmente ofensiva. Entre los destinatarios del mensaje también está Tokio, que podría desplegar el THAAD en 2018-19. 
Para el Financial Times, exponentes del gobierno de Shinzo Abe discuten la posible adquisición de una «capacidad de ataque preventivo» contra las instalaciones balísticas norcoreanas: entre, las diferentes opciones estallan los misiles crucero, drones armados o municiones de precisión de largo alcance para la flota de F-35 del Sol Naciente. La opción de los misiles crucero sería un paso significativo en la dirección de la superación de aquello que el ex primer ministro Ya-suhiro Nakasone ha definido como la «abstinencia nuclean» japonesa. Desde 2012 circulan en el ámbito internacional estimaciones sobre las reservas de material nuclear acumuladas por Tokio, equivalentes a un arsenal potencialmente cercano a 1.500 ojivas. Una versión japonesa de la disuasión suficiente dispone de todos los medios para ser implementada, y esta posibilidad es ya de por sí un factor político crucial para la línea Abe en la confrontación de potencia regional.