Notre-Dame, la oportunidad para una campaña sobre la identidad europea

2. observatorio de París.

Publicamos este artículo que aparece en el periódico de los compañeros franceses de "L "/nternationaliste ".

El lunes 15 de abrii un incendió ha estallado en París en la catedral de Notre-Dame. lnmediatamente el incendio ha suscitado una emoción internacional. Notre-Dame es el monumento más visitado en Europa, con 14 mi Iones de visitas en 2018. Frente a este acontecimiento, Emmanuel Macron ha aplazado el discurso televisivo sobre el final del «gran debate» previsto para aquella misma noche. 
Más allá de las consideraciones del lugar de Notre-Dame en la Historia del Arte y de la Arquitectura. esta iglesia ha sido señalada por todos los comentaristas como el elemento constitutivo de la historia de la nación francesa y de su Estado.


Sincretismo monarquía-república

La catedral, cuya construcción comenzó en el siglo XII, preside el centro del barrio histórico del poder monárquico. Si es verdad que los reyes de Francia se hicieron consagrar en la catedral de Reims y que sus tumbas están en la basílica de Saint-Denis, también lo es que en Notre-Dame se celebraron las victorias militares del ascenso de la monarquía francesa a lo largo de los siglos. En su atrio está fijado el "punto cero de los caminos de Franciá". Durante la Revolución, la iglesia fue transformada en "templo de la Razón". El 2 de diciembre de 1804, Napoleón se hizo coronar emperador. después de haber restablecido el culto cris­tiano. Después de una fase de tensiones sobre la cuestión religioa bajo la III República. Charles de Gaulle reinsertó definitivamente este lugar simbólico en las "gestas" republicanas haciendo celebrar la "liberación" de París en agosto de 1944. Después se han celebrado los funerales de Estado de tres presidentes de la V República: de Gaulle. Georges Pompidou y Francois Mitterrand.  
Para Alain Duhamel, en libération, «Notre-Dame es un fragmento del alma francesa »
: «tanto por el culto como por la cultura»: « hermanamiento de religión y de poder». Segl'.m Le Monde, Francia ha sido «golpeada en el corazón», la «geografia. la historia. la literatura la han hecho el epicentro del país», «en su nave se han desarrollado algunos de los capítulos más ricos de la "novela" nacional». Según Guillaume Tabard, editorialista de Le Fígaro, «las lágrimas espontáneas de la población dicen mucho más que los debates teóricos sobre las raíces cristianas de Francia». 
El incendio ha sido la oportunidad para los cuadros de la Iglesia de Francia de recordar el papel de su institución. Para el arzobispo de París Michel Aupetit, «Notre-Dame es el alma de Francia por su historia»; por su parte, el teólogo y obispo de Nanterre Matthieu Rougé ve el redescubrimiento, «en una mezcla de sorpresa y de evidencia, del hecho de que en Notre-Dame de París el corazón de Francia báte más intensamente». 
Después del abrazo entre Macron y el arzobispo de París delante de la catedral, este último ha celebrado la misa crisma! en la iglesia de Sanint-Sulpice, con una primera fila de las autoridades de la República: el ministro de Asuntos Interiores Christophe Castaner, Briggitte Macron en representación del presidente, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y Valérie Pécresse, presidenta de la región llede-France. 


El debilitamiento de la discriminante religiosa 

En su libro la religion dévoilée (La religión revelada) el encuestador y analista político Jéróme Fourquet y el demógrafo del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (!NED) Hervé Le Bras proponen un estudio histórico y geográfico de la evolución del catolicismo en Francia. Allí se puede leer: «Desde comienzos del siglo XX hasta la elección de Franrois Mitterrand. el contraste entre regiones católicas y regiones de­cristianizadas ha carar!terizado la geografia
política de Francia.La derecha y catolicismo compartían los mismos bastiones, con el Grande Oeste, Alsacia. Lorena. el Franco Condado, una línea diagonal que va desde el lago de Ginebra hasta el País Vasco. pasando al Sur a través del Macizo Central. Por el contrario. las regiones descristianizadas del Lemosín. de las costas del Mediterráneo, de gran parte de la cuenca parisina y del Carona se han posicionado con la izquierda». 
Esto reenvía a una geografía más antigua: «El 27 ele noviembre de 1790, la Asamblea legislativa votó una Constitución Civil para el clero que obligaba a todos los curas a prestar juramento de fidelidad a la Constitución. Casi la mitad·de los eclesiásticos rechazó prestar juramentó. Una Francia de curas "que juraron". que conservaron su puesto. se opuso a una Francia de curas "refractarios" obligados a la clandestinidad». «Las regiones refrectarias no estaban directamente en contra de la Revolución. Rechazaban la extensión y la homogeneización del poder central. dinámicas que más tarde serían definidas como jacobinas. Se trataba de regiones periféricas que se beneficiaban de algunas pre­rrogativas». El mapa de los sacerdotes que juraron y de los refractarios recalca la división entre izquierda y derecha citada antes.
« Una de las diferencias raras afecta al Este de Francia»: «Durante la Revolución, el Este. amenazado por las tropas extranjeras. no podía dejar de apoyar a París». 
Según estos autores, los años 1960 han marcado una separación general de la práctica religiosa que ha continuado acentuán­dose hasta hoy. Entre 1981 y 2012 el Gran Oeste se desplaza a la izquierda, el Garona y la costa del Mediterráneo a la derecha. El trasfondo cultural católico ya no encaja más con el posicionamiento partidista. 



La minoría organizada más importante

En su libro L·archipel francais (El archipiélago francés), Fourquet ve el final de la secular división entre la matriz católica y la laica republicana. El crecimiento del individualismo de masas ha hecho nacer una Francia «acristiana», en la que los católicos sólo representan una isla en el archipiélago de la fragmentación política y social del país. En Le Figaro, después del incendio, Fmu-quet, ha precisado: «Hemos pasado de un catolicismo hereditario o conformista a un catolicismo de convicción que es más ardiente. pero mucho más minoritario. Quizás no todos los católicos que han ido a rezar delante de Notre-Da­me forman parte, pero por lo menos los organizadores». Estos últimos tendrían una fuerte capacidad de movilización. En línea general «los católicos han conservado importantes cartas ganadoras»: comunidades y asociaciones, grandes intelectuales, grupos editoriales, diócesis y parroquias. 
Guillamne Cuchet, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Paris Est-Créteil, calcula que la tasa de participación en los ritos dominicales es de alrededor del 2 o 3% de la población. frente al 25% de 1960. En 1965 el 94% de una generación. estaba bautizado,  a un tercio de hoy en día (Le Déhat, marzo-abril de 2018). 

Contraofensiva europeísta sobre el terreno identitario

A medida que disminuye la presión sobre el discriminante católico, los márgenes se abren para un uso más amplio de la cues­tión religiosa e identidaria. 
En abril de 2018, Macron extendió su mano a la Iglesia con motivo de un discurso en el Colegio de los Bemardinos, ante los obispos de Francia: el «vínculo entre la Iglesia y el Estado se ha deteriorado», afirmó, «considero que la Jimción del seciilarismo ciertamente no es negar lo espiritual en nombre de lo temporal. ni erradicar de nuestras sociedades la cuota sagrada de la que muchos de nuestros conciudadanos se nutren». En junio del año pasado, con motivo de su viaje a Roma donde se reunió con el Papa, Macron declaró, dirigiéndose a la comunidad francesa: «Tenemos antropológica, ontológica)' metafisicamente fu necesidad de la religión y mi presencia aquí lo demuestra "al mismo tiempo"». 
En un discurso publicado a principios de marzo en varios periódicos y titulados "Por un Renacimiento europeo", Macron defiende: «Los nacionalistas se equivocan cuando dicen defender nuestra identidad en la retirada de Europa; porque es la civilización europea la que nos une, nos libera y nos protege». 
El presidente francés ha planeado celebrar una ceremonia el 2 de mayo, junto con el presidente italiano, con motivo del 500 aniversario de la muerte de Leonardo da Vinci. Después del incendio, según el Journal du Dimanche, añadió la propuesta de una cumbre que se celebrará el 3 de mayo en París, tres semanas antes de las elecciones europeas, entre los ministros europeos de Cultura y Asuntos Europeos para organizar un sistema de ayuda mutua para el patrimonio europeo. 

"El argumento de la paz ya no es suficiente" 

El tema identitario también es empuñado por la izquierda. En un editorial publicado en enero pasado, Laurent Joffrin, di­rector editorial de libération, sostiene que las personas que temen a la «globalización sin proyecto. lo que hace que el futuro sea oscuro, buscan refugio en la exaltación de las identidades nacionales». Para defender a Europa «el argumento de la paz ya no es siificiente». Por lo tanto, debe basarse en la «cultura europea», la del «Renacimiento con Erasmo o Galileo. la de la !lustración con locke o Voltaire. el Romanticismo con Byron o Hugo». 
El día del incendio, Jean-Luc Mélen­chon defendió en su blog «nuestra catedral común»: «Desde los primeros cálculos para levantar una bóveda de 33 metros a los que permitieron que la nave espacial Rosetta y su módulo de aterrizaje Philae alcanzaran el asteroide Churyumov todo es lo mismo. Y antes de la catedral, diré que el templo de Apolo que estaba allí tenia el mismo objetivo. El hecho de que la construcción sea un edificio religioso nunca impedirá la encarnación de la victoria de nuestros antepasados contra el oscurantismo». Más tarde también ha citado nuestra «civilización»


Entre Rousseau y de maistre


Las políticas sobre el patrimonio se han introducido progresivamente en Francia desde la Revolución. En Le Monde, Jean-Louis Tomatore, antropólogo del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), argumenta que el objetivo era «construir un sentimiento nacional. establecer la nación en el corazón de sus habitantes»
orazón de sus hahitantes». 
Brice Teinturier, subdirector general del instituto de encuestas lpsos, en su libro "«Plus rien a faire. - La vraie crise de la démocratie" ( «No me interesa, no me importa» - La verdadera crisis de la democracia) señala que en «una década fuimos testigos de una revalorización muy fuerte de la tradición y de a través de ella del surgimiento de una opinión pública más cercana a Joseph de Maistre [monárquico contrarrevolucionario] que a Jean-Jacques Rousseau». Además del crecimiento de las «transmisiones de historia» en televisión, las «.Jornadas del Patrimonio. que tienen lugar en septiembre. se han convertido en un evento que moviliza cada vez de doce a trece milones de franceses»
mi­llones de franceses».
Frente al miedo y la confusión de la que está impregnada sociedad del individualismo propietario, la lucha por la civilización es una carta ganadora ideológica en el juego de la burgesia imperialista europea.