La convocatoria de Huelga General para el día 30 de enero, en Euskadi, es una acción político-sindical adecuada y acertada, ante la problemática que ya tenemos encima.
Asistimos al desarrollo de una política que tiene un nítido nexo con las directrices marcadas desde Bruselas. El pragmatismo lo invade absolutamente todo y tiene un claro apoyo en las direcciones de organizaciones políticas y sindicales. Los principales apoyos surgen de las organizaciones comprometidas con la salida política, pactada, del franquismo; que se plasmó en los Pactos de la Moncloa. Estos, junto a los surgidos posteriormente, impulsan esta proyección política. Precisamente por ello, protestan contra los efectos de las decisiones políticas y no contra sus causas. Estas direcciones se han corrompido y solidificado como instituciones poco dinámicas y muy burocratizadas, que en la mayoría de los casos amortiguan los impulsos y luchas que se generan en la base del sistema productivo y en el tejido social. Esto los hace más impopulares. Es un hecho que el abstencionismo es el partido más votado en nuestra clase. Achacar que el voto de las periferias es reaccionario y populista es una deformación interesada de aquellos que se posicionan con la ideología dominante.
Estos fenómenos se repiten en las grandes urbes del capitalismo, no solo en el glorioso Estado Español. Esto no es una entelequia; es una cuestión analizada y contrastada.
Estos últimos días, Bruselas observaba con precisión, no exenta de frustración, la incapacidad de España y sus instituciones para afrontar y saldar una crisis que persiste varios años. En este sentido, se ponía en peligro y riesgo la parte de un pacto definido por Bruselas. En el marco de ese nuevo pacto están las pensiones, que sufrirán recortes a la baja: un claro objetivo de los poderes financieros de la UE que no van a renunciar porque ya están avalados por la gobernanza de Bruselas. Va a comenzar el ritual del miedo. Sanidad es otro objetivo, además de la Enseñanza. Todo lo social se resentirá. Entraremos de facto en una precariedad constante que nuestra clase no debe ni puede permitirse. Por otro lado, Macron intenta introducir medidas correctoras en el sistema de pensiones y puede ser un aviso a navegantes para el nuevo gobierno español, que expresa ciertas reticencias y más cautela con respecto a las subidas previstas de las pensiones para el 2020. Con Podemos, sin Podemos, con Unidas Podemos, sin ellos, sin ERC, los presupuestos estarán altamente controlados por la UE y habrá pocos y exiguos márgenes de maniobra. El nuevo y flamante vicepresidente, Sr. Iglesias, por el mero hecho de leer artículos de la Constitución y prometer una coalición disciplinada, no evita calificarle de “converso”. Constatamos que el transformismo español está en marcha.
Así pues, la convocatoria de Huelga General en Euskal-Herria, para el día 30 de enero, es vital que se produzca en condiciones; y para ello todo el sindicalismo alternativo del Estado Español, las Organizaciones Sociales y las políticas deben apoyar esta convocatoria en la forma y modo que se pueda: concentraciones, manifestaciones etc. La solidaridad internacionalista es vital para nuestra defensa. Lo que acuerden Macron y Merkel será impuesto al resto de la UE.
Es una decisión impuesta con la contienda mundial en el reparto global. Esto puede durar varios años y será una gruesa cadena de tensiones, de crisis y conflictos, ya que el cambio que pretenden es gigantesco.
La única defensa de clase puede estar en Europa y desde su seno iniciar una lucha internacionalista en toda la UE.