Comunicado de marchas de la Dignidad de Aragon



Desde hace ya algún tiempo, en Marchas de la Dignidad de Aragón, venimos observando con gran preocupación lo que parece ser un paulatino y rápido desmantelamiento, no sólo de las estructuras físicas de Marchas a nivel de todo el Estado (y en especial en algunos territorios), sino también de su contenido ideológico y, por tanto, de su capacidad de respuesta ante las agresiones del capitalismo, así como del carácter de clase que, en otro tiempo no tan lejano, hizo de Marchas su seña de identidad.

Como causas principales de esta descomposición orgánica, en términos globales para todo el Estado, apuntamos la creciente y eficaz influencia de ciertas organizaciones políticas y sindicales que han hecho del transformismo político y del populismo “de izquierdas” su vergonzosa y vergonzante labor en todos los estamentos sociales donde encontraban, o podían encontrar, una contundente y clara respuesta de clase.


Como consecuencia de todo esto, a Marchas de la Dignidad de Aragón le queda muy clara cuál es la estrategia de dichas organizaciones: la reconducción del espíritu combativo de Marchas hasta reducir a éstas a una mera presencia folklórica. Evidentemente, también nos quedan claras sus tácticas, que pasan por someter a Marchas a una especie de inanición, despojándolas de cualquier contenido combativo y de clase.

Es por esto que los continuos retrasos que se están produciendo en la celebración de las Asambleas Generales de Marchas, los enmarcamos dentro de esas tácticas que mencionábamos más arriba.

Pensamos que la reestructuración orgánica de Marchas, así como su rearme ideológico es un deber político de carácter inexcusable. Debemos afianzar y apuntalar los frentes de lucha de Marchas de la Dignidad (Pensiones, Enseñanza,

Sanidad, Corrupción política y demás cuestiones sociales) a través de un
profundo debate en cada uno de los territorios donde Marchas esté presente.

Marchas de la Dignidad de Aragón quiere dejar muy claro que jugar al posibilismo político, a la expectativa de los vaivenes del nuevo Ejecutivo tras la sesión de investidura, no puede, por definición, acarrear nada positivo para nuestra clase. A lo sumo, solo caben esperar en el mejor de los casos, pequeñas concesiones que no supondrán avances tangibles para la clase obrera. Sí supondrán, por el contrario, el desmantelamiento y dispersión de los movimientos sociales combativos, además de la desmovilización permanente de la clase trabajadora.

Marchas de la Dignidad de Aragón piensa que, lejos de dilatar en el tiempo las Asambleas Generales Estatales, el deber político de Marchas está en afianzar y apuntalar sus propias estructuras y su propia estrategia de lucha (Pensiones, Sanidad, Enseñanza, etc.) para, con tiempo y trabajo, volver a ganarse la confianza de los trabajadores y volver a ser lo que hace muy poco llegó a ser: una de las principales puntas de lanza del movimiento social y obrero.
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