Desbandada liberal

Trump ha reiterado su << América first >> y todos los populistas y soberanistas de Europa se han sentido vengados. Quién sabe por qué, puesto que el nacionalismo ameriacano tiene las espaldas anchas de un continente, mientras que los diferentes Estados europeos, tomados uno por uno, se encontrarían indefensos entre los Estados Unidos y china. No estamos aquí para dar consejos:Texto de la columna (lado derecho)

Trump ha reiterado su << América first >> y todos los populistas y soberanistas de Europa se han sentido vengados. Quién sabe por qué, puesto que el nacionalismo ameriacano tiene las espaldas anchas de un continente, mientras que los diferentes Estados europeos, tomados uno por uno, se encontrarían indefensos entre los Estados Unidos y china. No estamos aquí para dar consejos: desde siempre hemos estado en contra del imperialismo europeo, se puede uno imaginar lo que sentimos hacia la chatarra de retorno de las ideologías nacionales, localistas o xenófobas que en la actualidad están en las primeras páginas o en la primera franja horaria nocturna de la televisión. Dicen que es el nuevo populismo. Para nuestro análisis marxista es un nuevo ciclo político, marcado por la fatiga de los grupos clave de la industria y de las finanzas, con sus élites políticas, sus periódicos, sus redes televisivas y el dominado establishment, para darse una masa de seguidores entre la pequeña burguesía, estratos intermedios y también entre los asalariados, a causa de las incertidumbres sembradas por la crisis global y los miedos por el ocaso del viejo mundo atlántico.
Un hecho llama la atención. Mientras han durado los años de las vacas gordas, todas las corrientes han tocado la música liberal. En las variantes moderadas o neo socialistas progresistas, era el “pensamiento único” dominante: el mundo era plano, el capital triunfaba, la marea de la globalización levantaría todos los barcos en la prosperidad. Para nosotros, los marxistas, alguna sonrisita de conmiseración. Ahora que los tiempos se han vuelto oscuros y se teme que el desarrollo haya favorecido a China en detrimento de Europa y de América, en la redacción se forma la estampida. Es muy difícil encontrar a alguien que resista, y con la hipocresía de prestar oído a los miedos de la “gente” se deja la agenda  del discurso público a histriones y demagogos. Su política no solo es desastrosa y de corto alcance, sino también algo cobarde. Una razón de más para elegir la ciencia comunista y revolucionaria, que posee la mirada amplia y el orgullo de la lucha.