
¿Hacia dónde camina el futuro?, el futuro es más que incierto, después del Brexit y las medidas proteccionistas de Trump, los mercados son insaciables, la dirección de la UE eje Berlín-París, y el FMI exigen más sacrificios en el altar del mercado, planteando que se deben de reducir todavía más los derechos sociales.
Objetivos ya conseguidos, como la reforma laboral y la de las pensiones, le siguen otros como la Sanidad, Educación, Servicios Públicos, Medio Ambiente, de hecho este último ramillete ya está en el punto de mira.
Este es el mundo post crisis que nos toca vivir, la destrucción de todo el entramado social para llevarnos a la exclusión, y a continuación a la explotación más despiadada. Los que controlan esta operación sueñan con un mercado lleno de mano de obra, que trabaje a cualquier precio y en cualquier condición. En esta situación nadie nos salvara, si nosotros mismos no terminamos con estos desatinos, o al menos lo intentamos.
De cara a las nuevas generaciones, muchas y variadas son las lecciones que los asalariados deben de extraer, sobre todo los jóvenes que se incorporan al proceso productivo en condiciones normativas y salariales negociadas por los sindicatos mayoritarios a la baja, y cuyo tratamiento en cuanto a su futura jubilación deja mucho que desear, ya que ésta es el punto de mira de los ajustes y las reformas.
Pueden y deben aprender a reconocer el papel y el contenido que desempeñan muchas ideologías. Desde las modernistas colocadas ahora en el altar de la moda, donde la jubilación a los 60 años, junto a ciertos principios, son mofa de gobernantes, empresarios y demás voceros, como si los que se resisten a trabajar varios años más para alcanzar una jubilación o a dejarse arrebatar las pausas en la cadena de montaje o a recortar el derecho de huelga, demostrasen un enrocamiento irracional de mantenerse en ideas del pasado.
Deben de aprender de las ideologías que predican la colaboración entre las clases, donde la afirmación del interés capitalista está por encima de todo, donde el disfraz de la superación de la lucha de clase brilla como una estrella, donde el interés común es un todo superior ahora reconocido por tiros y troyanos.
Pueden observar y ver la acción de los representantes de las élites dominantes, que desde hace años están varados en un mar de acusaciones mutuas sobre la corrupción, pero siempre están al loro para salir como censores del comportamiento de los asalariados, se exonera a jueces, fiscales, políticos, empresarios y un largo etc. sin embargo, cae todo el peso de la ley con los trabajadores que defienden sus derechos y salarios. (Véase el compañero Bodalo, Alfons y decenas de causas abiertas a más trabajadores). Tienen que prestar muy buena atención a las corrientes parlamentarias, que hoy atacan a los trabajadores/as para acreditarse ante la UE, y el FMI, como fuerzas políticas responsables, evidentemente también a aquellos que se mezclan en la misma olla de medidas antisociales y pactos irracionales.
Por otro lado deben prestar atención, a que ninguna conquista de la clase obrera es definitiva en el interno de las relaciones de producción del capitalismo. Esta realidad, se ve con claridad a escala planetaria. De una parte el joven asalariado de las potencias emergentes dando sus primeros pasos, para conquistar mejores condiciones de vida a través de la movilización, de otra parte, los trabajadores de las antiguas potencias se ven en la necesidad de defender unas “conquistas” sociales que creía o le hacían creer que eran suyas.
La mayoría del movimiento sindical carece de visión estratégica ante la nueva fase que nos impone la UE, y esto, pesa como el plomo sobre los fracasos sindicales y políticos. Las orientaciones para las reformas son comunes para toda la UE (nuevas leyes que facilitan el despido, descentralizan la negociación colectiva, congelación salarial y un largo etc.). Es una reestructuración de nuestra clase a nivel continental y ello es apoyado por la nueva gobernanza (Bruselas). Hoy la lucha supera el marco de la fábrica, la región y la nación.
Movilizarse para organizar la fuerza asalariada continental en un Sindicato Europeo, es hoy la única acción para la defensa y unidad de nuestra clase.
Así pues, el conjunto del sindicalismo de clase alternativo, debe de tensar las fuerzas a su alcance, reorientando una estrategia de unidad y firmeza, modificando discursos y mensajes, fortaleciendo sus tendencias más críticas y de izquierdas, regenerándose con nuevas energías sociales. En esta línea oposición, confrontación, movilización, rechazo intransigente a la ofensiva neoliberal, han de ser los lemas del sindicalismo de hoy.
En la actual situación, es necesario y vital unificar las luchas y darles difusión, hay que poner el acento en una táctica de defensa, en cuyo eje central este la unidad por la base de todos los movimientos sociales.
Si no hay lucha, no se progresa. Aquellos que hablan de libertad y, a pesar de ello, condenan la agitación son personas que quieren cosechar sin haber sembrado. El poder no concede nada sin que le sea exigido. Nunca lo hizo, y nunca lo hará.