
Esta es la contraofensiva europea anunciada por Emmanuel Macron, un mercado de trabajo al estilo alemán y un plan de medidas clave introducidas a un ritmo sostenido, con los procedimientos acelerados del mandato. Y un salto en la integración europea, por iniciativa de París y de Berlín.
Hay dos cosas que los trabajadores tienen que saber, en el nuevo ciclo que se abre. Los partidos del maximalismo, las direcciones sindicales, el teatrillo televisivo de su política, todos ellos no saben o no quieren saber en realidad lo que es la UE con sus poderes, en el sentido de que Europa desde hace décadas ha sido la elección estratégica de las clases dominantes del Viejo Continente, y que Europa sirve a sus capitales para aguantar el choque con los demás colosos mundiales. No tienen ni idea, y de hecho hoy corren detrás de los desechos ideológicos del populismo y del estatalismo soberanista, la gauche tras el Front National, la Liga Norte o los Cinco Estrellas: un parlamentarismo impotente, en busca de los votos de estratos intermedios y pequeñas burguesías asustadas. Mañana correrán detrás del imperialismo europeo, cuando estén listos para usar los nuevos mitos de la Europa que protege, de la Fortaleza Europa, de la defensa europea en la contienda. Contra la burguesía europea, la única defensa de clase puede estar en Europa, y desde allí ser una batalla internacionalista. Esta es la otra cosa que hay que saber.