
Opel y el poder político
Después del ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933, se crearon estrechas relaciones de colaboración entre Opel, propiedad en un 100% de General Motors, y el nuevo gobierno. Para GM, Opel era la principal compañía automovilística fuera de los Estados Unidos; para el gobierno nazi la sociedad de Rüsselshcim, en Hesse, proporcionaba el acceso a la tecnología americana y, a través de la exportación, garantizaba un flujo de dólares para ser utilizado en la importación de productos alimentarios y materias primas, que escaseaban en Alemania.
Hitler había declarado públicamente su intención de no tocar la propiedad de Opel, aunque dentro del partido nazi el gauleiter de Hesse, Jakob Sprenger, era de otra opinión. En la Alemania de Hitler la denominación de gauleiter se refería a los jefes regionales del partido, leiter (líder) y gau (región). Sprenger tenía una profunda aversión a la propiedad extranjera en Alemania: era un nacionalista, miembro del partido nazi desde
1922; Hitler lo había hecho gauleiter de Hesse en 1927 y gobernador en 1933.
Sprenger tuvo la oportunidad de intervenir en Opcl cuando, en 1938, dentro de la sociedad se produjo un fuerte en frentamiento entre el jefe ejecutivo ( director general), el americano Cyrus Osbom, y el tesorero y Betriebsfohrer (líder de la empresa), el alemán RudolfFleischer.
Enfrentamiento de poder en Opel
Las sociedades industriales son organizaciones fonnadas por hombres impulsados por sus pasiones y cálculos. Las teorías sobre el management científico, útiles para entender el funcionamiento puramente económico, no son suficientes para penetrar en las razones últimas de las decisiones tomadas en las cumbres de una empresa. En el estudio de una empresa no se puede prescindir de su "política interna", es decir de las luchas interiores del management por tener posiciones de poder, y por su "política exterior", es decir, las relaciones con el poder político del Estado, en varios niveles. La dimensión "política" de la empresa huye de una medida cuantitativa.Aqui Nicolás Maquiavelo y quizás tambien William Shakespeare son más útiles que Alfred Chandler jr.
Con el ascenso al poder del nazismo y la disolución de los sindicatos, en cada fábrica por ley tenía que ser nombrado un líder de la planta, el Betriebsfohrer al cual los trabajadores debían obedecer incondicionalmente. Era un cargo político para controlar a los trabajadores y, generalmente en las empresas alemanas, este cargo se daba a los jefes ejecutivos. En el caso de Opel, ya que el director era un estadounidense, como Betriebsfohrer fue nombrado el alemán Fleischer. Se creó un dualismo en la cadena de mando, con la posibilidad de conflictos de autoridad.
Fleischer era un veterano del ejército alemán, que en la Primera Guerra Mundial fue herido y capturado en Rusia. En 1925, fue a Nueva York a trabajar para la Oficina Actividades en el extranjero de General Motors: quería hacerse norteamericano y pidió la ciudadanía, pero no tuvo el tiempo de obtenerla, pues fue trasladado a Opel en 1931. Hizo una carrera rápida y en 1933 fue nombrado tesorero. Hablaba correctamente inglés y estaba a gusto en las relaciones con los mánager americanos: por esto la dirección de GM confiaban en él.
En los primeros años del Tercer Reich, los americanos de Opel confían en Fleischer para gestionar los contactos con el gobierno nazi. Una vez obtenido puestos de responsabilidad, Fleischer empezó a moverse por su cuenta: en la fábrica de Rüsselsheim el doble papel de tesorero y Betriebsfohrer concentró en sus manos un creciente poder; sus ambiciones crecieron hasta hacerle reivindicar el título de director general, y esto en 1937 lo puso en conflicto con el nombramiento en este papel del. americano Osbom.
El ingeniero Osbom inició la carrera en General Motors en Detroit en el Departamento de Servicios para Actividades en el extranjero: asignado a Opel en 1936, se convierte en director general en 1937. Fleischer, viéndose redimensionado en sus ambiciones y no dispuesto a recibir órdenes de un americano dos años más joven, no aceptó la nueva situación y se movió para impedirla.
Para el historiador Tumer, la razón del enfrentamiento entre Fleischer y Osbom no era ideológica o de identidad nacional, siendo uno alemán y el otro americano: era un enfrentamiento de poder, porque estaba en juego la dirección de la empresa.
Intermediación americana
Para tratar de resolver el asunto, llamaron en 1938 a Graeme Howard, el general mánager de las operaciones mundiales de General Motors. Howard había hecho carrera en el imperio de ultramar de GM, donde había ocupado puestos de responsabilidad en Gran Bretaña, Dinamarca, India y Singapur.
Hasta entonces Fleischer se había mantenido fuera de las luchas politicas en Alemania, pero en las nuevas circunstancias decidió, para reforzar su posición, entrar en el partido nazi. De esta manera, en el consejo de vigilancia de Opel, habría tenido el apoyo de CarI Lüer y, a través de este, del gauleiter Sprenger.
En 1934 Lüer había sido colocado en el consejo de vigilancia por sus relaciones con el mundo político y financiero. Veterano de la Primera Guerra Mundial, había ingresado en el partido nazi en 1927. Con la toma del poder de los nazis, Sprenger se convirtió en su protector y lo nombró presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Fráncfort, la capital de Hesse.
A través de Lúer, Sprenger, informado de la situación interna de Opel, vio en la disputa entre Fleischer y Osborn la oportunidad para entrar en la política interna de la compañía automovilística. Sprenger convocó a Howard.para imponerle la elección de Fleischer como director general. La situación era delicada: si hubiese prevalecido Sprenger, el management de General Motors habría perdido la prerrogativa de nombrar sus mánager, no obstante, tendría el 100% de la propiedad de Opel.
Los mánager americanos de GM y Opel decidieron evitar a Sprenger y dirigirse directamente al poder central en Berlín, a través de Eduard Winter, el concesionario de Opel en la capital alemana. Winter organizó el encuentro de Howard y Osborn con el general Georg Thomas, jefe de la oficina para los armamentos del ejército, responsable de la gestión de contratos con las empresas privadas. A cambio de su ayuda, los mánager americanos prometieron una plena cooperación con él y el gobierno alemán.
Después de haber asegurado las relaciones entre Opel y el ejército, Howard y Osborn dirigieron su atención a la aviación. Con la ayuda de Winter, encontraron a los dos generales más importantes de Luftwaffe (la aviación militar), Erhard Milch, secretario de Estado en el ministerio de la Aviación, y Emst Udet, responsable del desarrollo tecnológico aeronáutico. Escribe Turner que la naturaleza exacta de la discusión no es conocida, pero después de aquel encuentro de Rüsselsheim fueron puestos en movimiento preparativos secretos para la producción de engranajes especiales proyectados para controlar la velocidad de los motores de aviones Mercedes-BMW.
Opel se compromete con el rearme alemán
Opel también en tró en relaciones con un gran jerarca del régimen nazi, el ministro de la Aviación Herm ann Goring. Para fabricar los motores de avion es desarrollados por Daimler- Benz, la BMW había pedido a Goring el control de Opel, poniendo fin a la propiedad americana. Góring no aceptó esta solicitud , porque a través de Opel, la industria automovilística alemana podía transferir a Alemania los métodos americanos de producción (taylorismo y fordismo ). Goring pide a Opel abrir en Alemania una fábrica equipada con máquinas y herramientas· de General Motors para producir motores de aviones.
En la primavera de 1938, Opel también hizo importantes acuerdos con el Ejército para la producción de camiones en la nueva fábrica de Brandeburgo (Lotta Comunista, mayo de 2015). Osborn también se dirigió al segundo al mando en el ministerio de Economía, el secretario de Estado RudolfBrinkmann, que estaba preocupado por la escasez de divisas para adquirir bienes de importación. Gracias a la red internacional de venta de General Motors, Opel podía garantizar una afluencia de dólares.
Osborn planteó a Brinkmann el problema de las interferencias del gauleiter Sprenger: precisó que nombramientos externos habrian sido interpretados como una intervención del gobierno, y esto habria dañado la eficiencia del management. Teniendo en mano las cartas de apoyo de los ministerios de Economía, Aviación y Ejército, Howard pidió la renuncia de Fleischer: su solicitud fue aprobada con la unanimidad del consejo de vigilancia de Opel, cuyos miembros alemanes fueron recompensados con la reelección y un aumento del honorario anual.
Con una hábil diplomacia, Howard logró oponerse a los esfuerzos de Sprengcr para interferir en la gestión de Opel y afirmar el derecho de General Motors de nombrar y despedir a los mánager que quería en Opel. El éxito de GM para mantener el control de su filial alemana tenía un precio a pagar: el compromiso de Opel de cooperar con la política de rearme del gobierno nazi.