
«El mundo ahora es hoy más peligroso que hace veinticinco años escribe Patrick Hébrard en un documento de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS)- la prospectiva de una guerra. que se había alejado, reaparece improvisadamente entre las posibilidades con el regreso del nacionalismo
y la exacerbación de los antagonismos». Francia, prosigue el autor, está presente, en los océanos Atlántico, Pacífico e Indico; «por lo tanto. su defensa y la del continente europeo comienzan mar adentro», porque la afirmación de la soberanía «implica la presencia en estas zonas para conocer. prevenir, disuadir e intervenir» ("Pérennité du groupe aéronaval: enjeux stratégiques et industriels", 10 de agosto de 2017).
«El mar ha vuelto a ser el lugar privilegiado de las manifestaciones de fuerza», escribe Le Figaro recogiendo las conclusiones de un seminario organizado la primavera pasada por la Armada Francesa y el Instituto T. Moore. Los portaaviones vuelven a estar de moda como nunca desde el final de la Segunda Guerra Mundial: «todas las marinas ambiciosas están equipadas o cuentan con serlo estarlo», porque estas bases aéreas flotantes «ofrecen al poder político la capacidad de actuar sin constricciones diplomáticas».
«El mar permanece res nullius ,fuera de las aguas territoriales, quien quiere se despliega y sobre todo quien puede», dice el almirante francés Édouard Guillaud en otro documento de la FRS ( mayo de 2018).
«El mar permanece res nullius ,fuera de las aguas territoriales, quien quiere se despliega y sobre todo quien puede», dice el almirante francés Édouard Guillaud en otro documento de la FRS ( mayo de 2018).
Después de un largo periodo de trabajos de mantenimiento y modernización, el portaaviones francés "Charles de Gaulle" se está preparando para volver al servicio activo: el ministro de Defensa Florence Parly, ya anticipó que irá en una misión al IndoPacífico. Su homólogo inglés, Gavin Williamson, aseguró que la Royal Navy tendrá en la misma área una presencia «permanente»,afiadiendo que desde 2020 ( cuando estén disponibles los dos nuevos portaaviones ingleses "Queen Elizabeth" y "Prince of Wales") esos mares podrían ser surcados por grupos de batalla mixtos anglofranceses.
La postura londinense refleja la necesidad de rediseñar un futuro «global», si se lleva a cabo el Brexit, pero también la voluntad de no romper los lazos militares con París y el continente. El imperialismo europeo, "la Europa que protege", no carece de flotas «ambiciosas». A lo largo de un decenio, planean equiparse con: dos portaaviones, un portahelicópteros, 26 submarinos, 27 fragatas, 33 entre corbetas y patrulleros de altamar, 15 buscadores de minas y por lo menos 6 nuevos grandes buques de suministro y apoyo logístico.
Concentración industrial, frenos políticos
Algunos de estos programas podrían ser igualmente articulaciones para una concentración de la construcción naval bélica europea. Es el caso, por ejemplo, de las fragatas polivalentes alemanas MKS-180. Berlín ha asignado 5,1 mil millones de euros por las primeras cuatro unidades, un contrato disputado entre dos consorcios: uno formado por el holandés Damen con la alemana Blom+Yoss (controlado por Lürssen), otro compuesto por German Naval Yards Kiel (GNYK) y ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS).
Si el pedido fuese al primer grupo, abriría el camino a una concentración "nórdica" que incluiría también a la sueca Saab y su producción de submarinos. En el otro caso, la salida más probable sería la adquisición por parte de GNYK de la ingeniería de TKMS para las unidades de superficie.
En julio pasado, Fincantieri lanzó el Yulcano, buque de apoyo logístico capaz de transportar 5.600 toneladas de carburante naval y 3.000 de carburante de aviación, así como 220 de munición. La Armada Francesa acaba de ordenar cuatro unidades de este tipo, la italiana quiere un segundo buque; el programa abre el caminode la colaboración entre Fincantieri y Naval Group.
Las dos empresas han anunciado la formación de Poseidon, una Jointventure para la puesta en común de adquisiciones e I+D, y la participación conjunta en las licitaciones internacionales. La apertura de una investigación del Antitrust europeo sobre el control de STX France por parte de Fincantieri implica la producción civil de construcción naval civil, pero podría frenar la colaboración militar, si persisten las cada vez más frecuentes tensiones entre Roma y París.
lskandar Safa (CEO de Privinvest que controla GNYK, la francesa CMN, la inglesa lsherwoods y Hellenic Shipyards) comenta a Le Figaro: «se necesita tiempo, la nuestra es una industria pesada, no estamos en el mundo de las startup», pero «la concentración de los astilleros europeos es una certeza, sin alternativas», los sujetos se reducirán a dos o tres y «quién no lo acepte se hundirá». «Pero en materia de armas la dimensión política sigue siendo de gran importancia continúa Safa (un potencial federativo)- la ausencia de una política exterior y de defensa común es un impedimento para Europa y un freno para la consolidación industrial».
La burguesía europea saca las cuentas con los retrasos de la superestructura política continental.
Recién llegados
Las tablas que publicamos muestran el listado de portaaviones y portahelicópteros actualmente en servicio, a la que se espera que se agreguen otros. Todas las fuentes periodísticas chinas escriben que el país ya ha comenzado la construcción de su tercer portaaviones: un Catobar (sistema asistido por catapulta y cables de parada) con catapulta electromagnética, es decir, no solo es capaz de embarcar cazas de gran alcance y aviones radar,. sino que también de hacerlos despegar con mayor frecuencia. Con su cuarto portaaviones China pasaría a la propulsión nuclear.
Las leyes brasileñas prevén que el 2% de la renta petrolífera del país se gaste en recursos militares, un mandato que no siempre es respetado. La nueva presidencia Bolsonaro lo hará, escribe Defense News. La marina ha dado de baja el "Sao Paulo" (ex Foch), pero tiene la intención de comprar a Naval Oroup los diseños del "Charles de Gaulle".
En los astilleros turcos Sedef se está construyendo el "Anadolu", un portaaviones Stovl derivado del español "Juan Carlos". En 2021, navegará embarcando cazas F-35B de despegue/aterrizaje vertical, los mismos que Tokio decidió equipar en los portahelicópteros "Izumo" y "Kaga", transformándolos en portaaviones. Un proyecto análogo es estudiado por la marina de Corea del Sur para los suyos de clase "Dokdo". A los ocho países ya dotados con portaaviones se añadirán otros cuatro: Japón, Brasil, Turquía y Corea del Sur.
En octubre pasado, el ministro de Defensa francés, Parly, anunció el inicio de los estudios conceptuales del PANG (porte-avions de nouvelle génération). El nuevo portaaviones de la Marine nationale será sin duda un Catobar de grandes dimensiones (70.000 t), deberá ser capaz de alojar la versión naval del SCAF (el nuevo caza franco-alemán) y podría tener una catapulta electromagnética, de la cual Francia seria en parte deudor a los Estados Unidos.
El estudio preliminar, que se completará a mediados de 2020, deberá principalmente establecer si el aparato de propulsión del PANG será de tipo nuclear o convencional. La primera es una tecnología bien experimentada, ofrece una mayor autonomía de navegación, pero implica cada diez años largos stops para la manutención y carga atómica. La propulsión convencional eliminaría este último inconveniente y reduciría los costes de un 15%-20%, permitiendo hipotetizar la construcción de dos portaaviones en una secuencia rápida.
La hipótesis es tentadora, pero también es verdad que durante algunos años el PANG y el "Charles de Oaulle", cuyo ciclo de vida puede extenderse hasta 2045, podrán coexistir. Partiendo de la consideración de que los submarinos de la fuerza de disuasión francesa son y serán siendo de propulsión nuclear, el almirante Ouillaud no tiene dudas: la tecnología atómica nacional es el resultado «de una voluntad sin vacilación y el trabajo a largo plazo que ha contribuido a lograrlo»; tiene un valor tanto diplomático como militar:. «Mostrar al mundo un portaaviones nuclear también es declarar, indirectamente, la solidez tecnológica del componente oceánico de la disuasión».