Jacquerie amarilla y los chalecos verdes enrolados en la contienda mundial


3. Observatorio de París

Publicamos este artículo que aparece en el periódico de los compañeros franceses de "L' Internationaliste ".

Mientras se cierra el "gran debate" abierto por Emmanuel Macron, los chalecos amarillos van a la prórroga. A medida que la ya escasa participación en las manifestaciones se debilita, salen más a la luz las expresiones más retrógradas del movimiento. Los intereses de los medios de comunicación se han desplazado hacia la campaña lanzada por la presidencia, y la jacquerie amarilla solo consigue atraer las cámaras de televisión con los excesos antisemitas o nacional-populistas. 
Uno de los personajes más representativos del movimiento, Christophe Chalencon, potencial candidato en las europeas, se ha reunido con el vicepresidente del Consejo de Ministros italiano y dirigente del Movimiento 5 Estrellas Luigi di Maio en Montargis, no sin antes instar al antiguo Jefe de Estado Mayor Pierre de Villiers a "tomar el poder". La tradición francesa del igualitarismo siempre ha suscitado las esperanzas en un hombre de la Providencia, contrapuesto a los privilegiados. El general George Boulanger abrió el baile en los albores del siglo del imperialismo. 



El callejón sin salida práctico de la pequeña burguesía 

Con esta revuelta contra los grandes grupos de telón de fondo está en marcha una gigantesca batalla industrial sobre los ritmos y las dosificaciones de la denominada "transición ecológica". Por lo que no es de extrañar que los humores pequeñoburgueses sean empuñados en las luchas entre las fracciones de la gran burguesía, el verdadero motor del mercado mundial. 
Bemard Jullien, expresidente del thinktank del mundo automovilístico Gerpisa y profesor asociado en la Universidad de Burdeos, es el autor todas las semanas de un editorial en la página especializada "autoactu.com". Desde el inicio del movimiento, ha establecido un vínculo explícito entre el movimiento de los chalecos amarillos, iniciado por el aumento del impuesto ecológico sobre los combustibles, y la batalla global de la economía y la energía. Se habla de una «guerra política sobre las cuestiones industria/es» y acusa a los «aumentos de Macron» de alimentar «el rechazo» de aquel «40% de la población» que vive en las «áreas periurbanas y rurales» y que no tiene «alternativas al coche». 
La batalla también intenta orientar los gigantescos flujos de transferencias de gasto público. Jullien, al observar la creciente brecha entre los ingresos estatales por el tráfico y los gastos, advierte: «Para nosotros no se trata de lanzar un eslogan muy poujadista "we want our money back" ni de desafiar cualquier política pública de transporte. la cuestión abierta es una cuestión política que consiste en preguntarse quién se aprovecha con estas políticas y estas inversiones y quien las sufre sin poder beneficiarse de las transferencias». Según su posición, el sector ferroviario está privilegiado por la Administración. 
El pasado 1 de diciembre, mientras los chalecos amarillos en París asaltaban el Arco del Triunfo, su editorial se titulaba "Radicalización de los chalecos  en París asaltaban el Arco del Triunfo, su editorial se titulaba "Radicalización de los chalecos amarillos radicalización de la Comisión Europea".Donde decia «La apuesta es el paso desde una ecologia democrática a una ecologia democrática, capaz de sacar las conclusiones necesarias de la experiencia del trumpismo o del movimiento de los chalecos amarillos: el GIEC (el grupo de expertos en el clima) no puede eximir a la política de hacer su trabajo». 
Carlos Tavares, jefe de PSA y de la Aso­ciación de los constructores del automóvil europeos, ha hablado en le Figarode «violencia» de la Comisión Europea y de un «diktal»del Parlamento Europeo en las normativas ambientales que deben ser aplicadas en la industria del automóvil. La iniciativa a favor de un «Airhus de las baterías» es loable, pero el «capital inicial necesario es colosal». Se debería revisar el sistema de ayudas de Estado al sector porque «en el mundo real los fabricantes de baterías son asiáticos»: «Simplemente estamos obligando al sector automovilístico a exportar el 40% del valor del coche en Asia». Según Tavares, en Europa estarían en riesgo 13 millones de puestos de trabajo por la renuncia al diésel.
Revela una amenaza: «nos dicen que cambiemos al eléctrico», pero habrá que ver el «efecto sobre las emisiones de anhídrido carbónico de la producción y del reciclaje de las baterías, y las crondiciones de la extracción de los minerales raros que contienen». 
Frankfurter Alfgemeine Zeitung subraya también el riesgo social de un ataque demasiado brutal al diésel. En Stuttgart, ciudad símbolo del coche, se ha producido manifestaciones de los "chalecos amarillos". El periódico ha visto una advertencia para el liderazgo de la ciudadanía. 
El debate franco-alemán sobre los chalecos amarillos es europeo, pero también está conectado con la emersión de Asia. 

La conciencia llevada desde el exterior

Para no ser utilizados por las fuerzas de los adversarios de clase es necesario el marxismo. En Lucha de clases y partido revolucionario hemos escrito que el concepto de Marx, retomado por Lenin, de «información económicosocial» es la clave de la estrategia. Las relaciones de producción son fundamentales pero en la práctica forman un todo con la superestructura. La sociedad es una «cosa viva» que necesita ser estudiada en todos sus aspectos «en sus luchas de clase, en los aspectos políticos e ideológicos que estas luchas asumen como reflejo de relaciones de producción históricamente determinadas y de relaciones de distribución inherentes a las mismas», dado que estas relaciones forman parte de «un único y complejo proceso de movimiento de todas estas relaciones que fusiona "economía" y "política" en una realidad contradictoria cuyo conocimiento científico es el presupuesto objetivo a la concepción marxista y leninista del Partido». «La conciencia y la conciencia de la acción, de la realidad en la cual se actúa».

Las sardinas del interclasismo

La diversidad de la realidad concreta debe estudiarse, incluso si puede asumir el aspecto de una «cosa viviente» de Chemóbil, con formas insólitas. 
Podemos citar el caso del diputado de la France insoumise (LFI) Franyois Ruffin, uno de los líderes de la protesta de los chalecos amarillos, quien propone fragmentos de su pensamiento en un libro entrevista con el obispo de Amiens, ciudad donde ha crecido. El texto se titula explícitamente Paz. interior y paz social.«ldentifico un adversario común: el eterno Becerro de oro». Y prosigue, citando al poeta Louis Aragon: «La bella por liberar, uniendo entre sí a quien crea en el Cielo con quien no cree, es la Patria. la Libertad».
Continúa con su versión sobre el discurso del método: «Soy incapaz de partir de abstracciones pero de esta inteligencia débil he hecho una fuerza. Pues en la izquierda, donde con cierta facilidad se manejan conceptos de manera abstracta, yo estoy condenado. para entender. a volver a lo real. Yo parto siempre de la situación de alguien y, desde ahí, llegó a los conceptos generales». «A Cristo lo percibo como un mito». «Mi Cristo es en primer lugar el que expulsó a los mercaderes del templo». Ruffin también está imbuido por la Revolución Francesa. Pero ojo: no «por la realidad precisa de la Revolución Francesa Estoy imbuido por su mito».
Después reivindica el interclasismo: «las empresas son como los peces, hay tanto sardinas como tiburones», «yo mismo soy un dirigente de empresa» y, en efecto, dirige el periódico Fakir. 
Además Ruffin puede hacerse el ingenuo, pero es difícil pensar que no conozca la obra de Georges Sorel (1847-1922). Retoma las ideas fuerza contra el materialismo histórico y la lucha de clases. La ideología de la fuerza de movilización del mito, conjugada con la defensa del corporativismo, considerados como factores de regeneración de la nación, han sido una fuente intelectual del fascismo italiano y de los regímenes personales de tipo nacional-populista en América Latina.

Chalecos verdes

En el frente ecologista, la oportunidad de inversión para el greencapitalismha sido destacada en estas últimas semanas por los periódicos franceses. 
Macron ha compartido la presidencia del One Planet Summit con el presidente de Kenia, invitado del evento. Un Peugeot 3008 eléctrico montado en Kenia se alzaba cercano al escenario. Los contratos concluidos en aquella ocasión para los grupos franceses (Schneider Electric, Transdev, etc.) serían de algunos miles de millones de euros. El presidente francés ha declarado que París puede representar un «contrapeso» a China en la región y que la «verdadera política de vecindad»está apuntando hacia África.
Paralelamente a los chalecos amarillos se está desarrollando un fenómeno de chalecos verdes. Cada viernes, miles de estudiantes de secundaria se manifiestan en diversos países, entre ellos Francia, respondiendo a la llama­da de una joven ecologista sueca de 16 años, Greta Thunberg. Los Verdes franceses querrían aprovecharse, máxime cuando el sistema proporcional de las próximas elecciones europeas favorece a los pequeños partidos. 
YannickJadot, cabeza de lista, quiere que su partido pase a un ecologismo de mercado. Afirma no ser de izquierdas ni de derechas: «Hoy la realidad nos da la razón, porque hay gente que difiende las energías renovables solo para hacer dinero se puede depender de la energía hidráulica, eólica, geotérmica, de biomasa antes que de Putin, de Trump, o de las petradictaduras del Golfo, es un magnifico proyecto de soberanía para Europa». 

Los comerciantes del miedo y de la esperanza

Esta posición promercado no es compartida en todos los ambientes ecologistas franceses. El periódico Libération escribe que la exdiputada del partido Europe écologie les Verts (EELV), lsabelle Attard, denuncia la instrumentalización de Greta Thunberg por parte de los empresarios suecos Ingmar Rentzhog, cafundador de la start-up We Don't Have Time. Es también presidente del think tank Global Utmaning, que mantiene lazos con Global Sharpers, un programa del Forum de Davos para desarrollar una red de jóvenes socialmente comprometidos. Este think tank ha sido creado por la socialdemó­crata Kristina Persson, antigua ministra sueca y heredera del multimillonario Sven Persson cuyo grupo de inversión es el principal concesionario de coches Renault y Volvo en los países del Norte y está comprometido con la producción de energía eólica. 
Hay que precisar que los ecologistas franceses están particularmente infectados por la ideología del decrecimiento. Para darse cuenta basta con mirar la rubrica Ideas de Libération del 28 de febrero, dedicada a la recesión de un debate internacional sobre la responsabilidad de la revolución neolítica para la situación actual del clima. Los ayatolásverdes tienen así su variante del pecado original. 
Detrás de la presunta pureza de la movilización para un capitalismo renovable se esconde una realidad inevitable: el imperialismo llevará a la ruptura del orden mundial y a sus destrucciones devastadoras. Enrolados en la lucha por el reparto del mercado mundial y de las esferas de influencia, los comerciantes del miedo o de esperanza bailan al unísono entorno al mismo volcán en el cual ahora se escucha el sordo estruendo.