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Terremoto europeo en Madrid
Un mes desµes de las elecciones en Cataluña, los escasos resultados del Partido Popular (PP), del liberal Ciudadanos (Cs)ambos superados por la extrema derecha de Vox y de Unidas Podemos (UP), combinados con la compleja batalla en torno a los fondos del Next Generation EU (Ng-EU), han sacudido los esquemas políticos en el resto del país.
La apertura del líder popular Pablo Casado a negociar la renovación de las cúpulas de algunos poderes constitucionales, entre los cuales está el judicial, había puesto el foco de las tensiones en el interior de la coalición PSOE-UP que apoya al gobierno central. Pero a diferencia de la crisis italiana, iniciada en el parlamento nacional, en el Estado de las Autonomías los primeros en saltar han sido las estructuras territoriales. En la región de Madrid la presidenta Isabel Díaz Ayuso (PP), nuevo ídolo del aznarismo, corriente conservadora y atlantista que tiene como referencia al expresidente José María Aznar (1996-2004) y de la cual nació Vox, se apoyaba sobre una coalición de PP y Cs. Ayuso ha disuelto el parlamento regional y ha convocado elecciones anticipadas para el 4 de mayo, desencadenando, según la opinión unánime de la prensa, un «terremoto político».
¿El último combate de Casado?
En realidad el punto de ruptura ha sido Murcia, la región meridional que representa el 3% del PIB y de la población del país. Su economía, orientada sobre la agroindustria, se beneficia de la presencia de centros de producción industrial de grandes grupos, como los astilleros navales de la empresa estatal Navantia, la refinería de Repsol y la termoplástica de la empresa saudí Sabic (grupo Arameo).
Aquí el PP gobierna desde hace 25 años; desde 2019 en coalición con Cs y con el apoyo externo de Vox, que precisamente en Murcia fue el primer partido con un 28% de los votos. La misma fórmula se instauró en Madrid y en Andalucía, mientras en Castilla y León el PP y Ciudadanos obtuvieron la mayoría por sí solos. En Galicia, por el contrario, Alberto Núñez Feijóo, faro del marianismo, la corriente más europeísta encarnada por Mariano Rajo y (presidente del gobierno desde 2011 al 2018), es el único popular que gobierna en solitario. Las cinco regiones han constituido una base de poder territorial con la cual Casado ha podido compensar los malos resultados obtenidos en las últimas elecciones generales.
Pero la performance catalana se ha combinado con un repunte de procesos por corrupción, hasta el punto que Casado ha decidido abandonar "Génova 13", la sede histórica de los populares desde 1982. «No debemos continuar en un edificio sobre cuya reforma se está investigando en los tribunales», ha sentenciado, buscando exorcizar el fantasma de décadas de escándalos descubiertos.
El madrileño El Mundo ha recordado que «el aznarismo y el marianismo cometieron errores, algunos muy graves, pero prestaron un servicio inconmensurable a España. El casadismo, por el contrario, todavía debe dar resultados». En el marianista Voz de Galicia se ha empezado a airear un cambio en el «timón del partido».
Operación Ciudadanos
Cs, sin embargo, no preside ninguna región. En Murcia, donde tiene 6 escaños sobre 45, ha presentado con apoyo del PSOE una moción de censura contra el PP para obtener la presidencia, motivándola con la corrupción y el escándalo de los políticos que se han saltado la cola de vacunación, vicio extendido desde Lisboa hasta los Pirineos. Esto le concedería un papel político en el debate, ya en fase avanzada, sobre el reparto territorial y la gestión de los fondos Ng-Eu.
Pocos días antes, en Martorell (Barcelona) el rey Felipe VI participó en el 70º aniversario de la fábrica SEAT, del grupo alemán Volkswagen (VW), primer productor europeo de automóviles. Ha sido la el momento para lanzar el primer PERTE (proyecto estratégico para la recuperación y la transformación económica) del gobierno central para distribuir los fondos europeos. El gobierno, junto a VW y al grupo eléctrico Iberdrola, una de las Siete hermanas de las renovables, se compromete a constituir un consorcio público privado para el desarrollo del coche eléctrico, incluyendo la construcción de una fábrica de baterías. Un proyecto capaz de estimular los complejos apetitos de la burguesía de Cataluña, «una tierra ha remarcado el monarca hablando en catalán que representa el espíritu global, audaz y emprendedor».
Pero es sólo el primero de una lista de proyectos que aspiran al Ng-Eu. Iberdrola proyecta otra fábrica de baterías en Vigo, en Galicia, donde está presente el grupo Stellantis, mientras en Extremadura, que tendría el segundo mayor yacimiento europeo de litio, metal esencial para las baterías, empieza a crecer el interés por explotar in situ el nuevo oro blanco.
Otro capítulo es la producción y distribución del hidrógeno verde. Los primeros hidrogeneradores españoles habrían sido instalados por Iberdrola y Sener, en colaboración con el grupo belga John Cockerill, en el País Vasco. En Valencia el proyecto H2Ports, en el cual participan también los gigantes del shipping MSC y la italiana Grimaldi Group, apunta a convertir la ciudad en «en el primer enlace portuario europeo con maquinaria de hidrógeno para el movimiento de mercancías». En Murcia un grupo de empresas ha creado una asociación propia del hidrógeno (AHMUR) y Naturgy, líder de las multiservicios de origen catalán, aspira a incluirla en su red de hidrogeneradores.
Esto ayuda a comprender la arriesgada apuesta de la operación Ciudadanos para presidir Murcia, que según Enrie Juliana, director adjunto de La Vanguardia, ha sido «claramente auspiciada por el estado mayor socialista».
Desde Murcia con furor
El PSOE, en cambio, habría obtenido el ayuntamiento de la ciudad de Murcia, más allá de acercar a un potencial colaborador del gobierno central y hacer oscilar a las otras coaliciones de derechas. Pero el PP, templado por décadas de aventuras y desventuras, ha sido rápido «reaccionando con furia», sostiene Juliana.
Mientras Ayuso convocaba elecciones en Madrid, el Secretario General Teodoro García Egea (Murcia, 1985), número dos del partido, ha anunciado que «el PP abre sus puertas a los militantes de Ciudadanos». Precisamente en Murcia, la mitad de los diputados de Cs se ha desmarcado de la moción local, que no tendría los números para triunfar. Un movimiento destacado, puesto que en la política española el «transfuguismo» es considerado como un golpe políticamente prohibido.
Llegados a este punto, El Mundo señala que Ciudadanos es el que está «al borde del abismo», por cuanto el aullido aznarista de Ayuso en Madrid pueda aterrorizar a todo el centro derecha. Soledad Gallego
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