Observatorio de España

España, Marruecos y shock energético

«La escalada de los precios del gas y de la electricidad está provocando que para algunas empresas resulte más rentable frenar la actividad y, por tanto, contener el impacto de las facturas energéticas, antes que satisfacer la demanda de los clientes». Esta es la alarma lanzada por El Economista, que se hace eco de las peticiones de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía: a falta de compensaciones y exenciones fiscales, el coste de la energía «va a llevar a un desastre, con quiebras y cierres en la industria», en particular en la siderurgia. 
El shock energético, con sus reflejos en la inflación, que profundizamos en otra parte de este periódico, proyecta una sombra sobre la recuperación de España. La buena campaña de vacunación, con una cobertura de casi el 80% de toda la población, uno de los niveles más altos en la UE junto con Portugal (86% ), propicia un fuerte crecimiento del PIB, un 5, 7% según el FMI, aunque medio punto menos respecto a las estimaciones de abril. 
Su consistencia contribuye a apoyar las perspectivas económicas de España, pero también a alimentar un encendido debate sobre la distribución territorial. tanto de estos recursos como de las partidas de gasto para los servicios.

"Tensiones" eléctricas 

En relación a esto, el socialista Pedro Sánchez, presidente del gobierno, había propuesto a la Comisión UE varias medidas a nivel comunitario, entre las cuales estaba la adquisición conjunta de gas, al igual que para las vacunas. La respuesta negativa por parte de Bruselas devuelve la pelota al campo español, donde el tema suscita tensiones entre gobierno, empresas, administraciones locales y no solo eso. 
De hecho, el Real Decreto Ley aprobado a mediados de octubre, que prevé el impuesto sobre los «beneficios extraordinarios» de las compañías eléctricas, ha suscitado descontentos incluso más allá de las fronteras nacionales. El periódico económico alemán Handelsblatl ha señalado las preocupaciones del grupo lberdrola, que considera en riesgo «la confianza de los inversores en el país, en un momento crítico en que España necesita miles de millones de inversiones privadas para llevar a cabo los proyectos que subyacen a los ambiciosos objetivos climáticos». 
Está demás decir que a estos «Projekte» están vinculados, tanto para Iberdrola como para el gobierno, los fondos europeos del Next Generation EU (NGEU). Efectivamente, el proyecto de la nueva Financiera 2022 prevé niveles de gasto récord, también en virtud de los 40 billones en inversiones, prestando atención sobre todo a transportes e infraestructuras, de los que casi 28 provendrían del fondo muy deseado por Angela Merkel.

"La otra España" 

Aquí está la novedad, tras años de «España ladrana» (Espanya ens roba) elevado por los catalanes, reside en el hecho de que las críticas más duras vienen de la Comunidad Autónoma de Madrid presidida por la popular Isabel Díaz Ayuso que recibiría la mitad de las inversiones destinadas a Barcelona. «Le roban a Madrid» para facilitar el complejo "diálogo" con Cataluña, dice Ayuso, quien no es la única en quejarse. 
Los presidentes de las Comunidades de la «España Vacía», entre los cuales se encuentran tanto socialistas como populares como el gallego Albeno Núñez Feijóo, piden una revisión de la financiación autonómica relativa a los servicios, que resultan más costosos donde la dispersión poblacional es más alta. 
Existe asimismo un grupo que el columnista de El País Teodoro León Gross ha bautizado como «la otra España», que en cambio pide un peso proporcional a la población en valores absolutos. Es el frente promovido por el valenciano Ximo Puig (PSOE) junto con el andaluz Juan Manuel Moreno (PP), representantes de territorios que tienen ricas zonas industriales, en particular en el arco mediterráneo. Una especie de versión ibérica de la Tercera Italia, ampliamente interesada en las inversiones ligadas al NGEU. Para León Cross, «la otra España tendría también el mérito de romper las trincheras de partido y la verticalidad impuestas» por las actuales direcciones del PP y del PSOE.
Así pues, hay que señalar que tanto el PP como el PSOE han elegido valorizar precisamente la otra España, en sentido amplio, respectivamente para la convención y el congreso nacional. 
La convención itinerante del PP ha empezado en Santiago de Compostela, en Galicia, donde el expresidente (2011- 2018) Mariano Rajoy le ha indicado a Pablo Casado un nuevo «camino» centrista para volver a la Moncloa; se ha conclui­do en Valencia, donde el actual líder por el contrario ha hecho mayor hincapié en la competición con Vox. 
Precisamente en Valencia, Sánchez reunió a todo el PSOE en su 40º Congreso, incluido al expresidente (1982-1996) Felipe González, en contraposición al cual había forjado su ascenso a secretario del partido. El abrazo entre los dos sella la reconstrucción iniciada con la profunda reorganización del gobierno en julio, que vuelve a dar más peso, sea en el ejecutivo sea en el PSOE, a las corrientes más tradicionalistas. 

Sudokus difíciles
 
Para cerrar el cuadro autonómico, Navarra y País Vasco (donde están asentadas tanto Iberdrola como una imponante cuota de la siderurgia española) disfrutan de un régimen fiscal foral, esto es, altamente descentralizado. La votación de los vascos en los presupuestos generales va a depender asimismo de las negociaciones sobre la cesión de ulteriores competencias. 
La conclusión del periódico de Barcelona La Vanguardia es muy simple: «Existen sudokus más fáciles de resol­ver». Sin embargo, los potenciales refle­jos del shock energético imponen considerar, tal y como ya observamos, también al «tablero magrebí,, en combinación con el europeo. 
El 31 de octubre vence el contrato del gasoducto Magreb-Europa, importante arteria energética que conecta a Argelia con la península Ibérica, pasando por Marruecos. Argel tranquiliza a los espa­ñoles con respecto a suministros y costes, aunque a la actual interrupción de las relaciones con Rabat se han añadido nuevas tensiones con París. 
En cambio, en Marruecos el parlamento ha votado la confianza al nuevo gobierno, regido por una coalición de tres partidos de los que dos, Rassemblement National des Indépendants (RNI) e Istiqlal (Independencia), son miembros no UE del Partido popular europeo, los únicos en toda África: ocupan ministerios clave, como Economía y Hacienda, Turismo, Pesca y agricultura y Transición energética. 
El gobierno, «compuesto por empresarios, economistas y tecnócratas», subraya Pascal Airault en L 'Opinion, a la hora de elaborar planes de desarrollo ambiciosos tendrá que lidiar con las debilidades del gasto social marroquí, dejadas al descubierto en la crisis pandémica: «Casi el 60% de la población activa no está cubierto por un régimen de jubilación y el 46% no tiene cobertura sanitaria». 
Tampoco hay que olvidar el conflicto latente con el Frente Polisario, que controla la franja Este y Sur del Sáhara occidental, dividida del resto de la región mediante un muro de 2.700 km. La soberanía de estos territorios sigue siendo hoy día el corazón de las rivalidades con Argelia, pero las perspectivas de desarrollo de Marruecos le hacen ganar cada vez más puntos a las posturas de Rabat. 

Rabat "puerta para África"
 
De hecho, un reciente speciareport del Financia Times pm1e de relieve su papel de «puerta para Africa» para Europa y no solo. Hemos visto cómo los Acuerdos de Abrahám entre Donald Trump y el rey Mohammed VI han abierto una brecha en las relaciones entre la UE y el reino alauí. Hakim El Karoui, del lnstitut Montaigne, evidencia también la importancia del «nuevo acercamiento económico con China con la que en los últimos tres años el intercambio ha aumentado un 50%». 
En este sentido, Financia Times celebra la apertura de las nuevas oficinas de la Bolsa de Casablanca en Londres y Dubái, así como la puesta en marcha del proyecto de un cable submarino que debería suministrar al Reino Unido el 8% de su consumo eléctrico anual, conectándose directamente a instalaciones de producción de energía renovable en el Sur de Marruecos. Rabat lleva tiempo apostan­do por este sector, entre otras cosas para disminuir su dependencia de Argelia. 

La puerta marroquí, mediante su sistema financiero, ofrece conexiones también con gran parte de los Estados africanos, tanto en el Norte como en el Sur, con Oriente Medio y con Turquía. A la relativa estabilidad política y a la geografía añade su régimen de bajos salarios, «casi un cuarto de aquellos españoles e infe­riores a aquellos de Europa del Este», y sus infraestructuras como el importante puerto Tánger-Med. La presencia de gru­pos como Renault, que precisamente en Tánger tiene la mayor parte de su producción en el continente, lo certificaría. 
Rabat, banlieue de Europa ascen­dente, y Argel, su contendiente, son ele­mentos de sudokus difíciles que merecen cada vez mayor atención, tanto por parte de España como de la Unión Europea. 

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