Madrid entre ladrillos y maquinaria

En la Puerta del Sol de Madrid, la sede del gobierno regional, en mayo de 2011 las manifestaciones de los indignados anunciaban la llegada también en España del nuevo ciclo político: que se habría concretado en el momento de apogeo del procés independentista catalán y de los regionalismos en la emersión de Podemos, Ciudadanos y Vox, y en las sucesiones a] trono y en los principales partidos, que veían asomarse una nueva generación de líderes. 
Sin embargo, la crisis de la pandemia secular ha sacudido una vez más el panorama político, y la manera en que Europa saldrá de esta va a perfilar las nuevas perspectivas. Los desequilibrios globales, en la base del nuevo ciclo, no han desaparecido, pero, para las fuerzas políticas que lo han encarnado, se está abriendo un nuevo proceso de selección y transformación, un intervalo que podría marcar un hito. En este sentido, los recientes acontecimientos políticos en España ofrecen elementos de reflexión. 



Madrid hoy ... 

La popular Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) ha ganado su plebiscito personal contra la coalición del gobierno central de Pedro Sánchez (Madrid, 1972), dirigido por el PSOE y Unidas Podemos. Reaccionando a la fallida moción de censura contra el PP en manos de Ciudadanos y del PSOE en Murcia, ha convocado y ganado las elecciones en la región de Madrid. 
Apoyándose en la corriente aznarista, más atlantista, liberal en economía y conservadora desde el punto de vista de la política territorial, ha aprovechado la caída del partido liberal Ciudadanos, que no ha superado la barrera del 5% y ha perdido todos sus escaños. Asimismo, ha contenido el auge de Vox, que de todas formas estaba dispuesto a ofrecer sus propios escaños a la investidura de Ayuso, quien podría ostentar el título de reunificadora del centroderecha. 
Su victoria se ve reforzada por una fuerte disminución de la abstención, que le permite obtener más del doble de los votos que en el 2019, volviendo a llevar así al PP local a niveles próximos a los del 2011, año en que también ganó las elecciones generales. 
En la izquierda se registran desplazamientos igual de profundos. Pablo Iglesias (Madrid, 1978), líder de Unidas Podemos, la fusión entre Podemos e Izquierda Unida (IU), había dejado su cargo de segundo vicepresidente del gobierno central para presentarse como candidato; encajada la derrota de la izquierda, ha decidido abandonar la política; junto a Albert Rivera (Barcelona, 1979), quien dejó el mando de Ciudadanos tras el derrumbe en las elecciones generales, es el segundo líder de los nuevos partidos que abandona el escenario. 
El PSOE también se ha visto afectado. El profesor «soso» Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) en 2019 había sido el más votado, aunque ya estaba planificando abandonar la política regional: ahora pierde casi un tercio de los votos, después de una campaña oscilante en cuanto a la relación con Iglesias. Lo supera por poco Más Madrid, partido local ecologista nacido precisamente de una escisión de Podemos: en aquel momento se oponía al deslizamiento hacia la izquierda y hoy, pensando en la expansión nacional, mira hacia el modelo de los Verdes alemanes. Su candidata, Mónica García (Madrid, 1974), médico y. paladín de la sanidad pública, no se ha dejado arrastrar en la cruzada de Iglesias entre «fascismo y democracia», sino que ha centrado su atención en la gestión de la pandemia por parte de la Comunidad. 
Madrid cuenta con los peores datos de mortalidad del país, sobre todo entre lós ancianos; sin embargo, esto no ha impedido el ascenso de Ayuso con su campaña contra el aumento de los impuestos y a favor de la «libertad», que ha interceptado la indignación del "partido del PIB" contra las restricciones y, según El País, también «un amplio sentimiento de cansancio pandémico, el deseo de actividad laboral e interacción social». 

... ¿mañana  España. 

Al día siguiente de la victoria, ha em­pezado el debate sobre las implicaciones a nivel nacional. El PP, reforzado, aspira ex­plícitamente a canibalizar lo que queda en el país de los restos de Ciudadanos, para luego centrarse en las generales de 2023. Sin embargo, existen reservas acerca del «trumpismo castizo» de Ayuso, como Jo definen sus adversarios, y su posibilidad de que sea exportado, es decir, si, según reflexiona el Financia/ Times, «la dere­cha martirizada y fragmentada de España y sus homólogas europeas podrían repetir en otra parte un conservadurismo apolo­gético que ha capitalizado el esfuerzo de las restricciones del Covid». 
Sin embargo, Jorge Tamames, antiguo redactor-jefe de Política Exterior, en una intervención para el parisino Le Grand Continent, observa que «trumpista es un adjetivo que se usa con demasiada ligere­za», mientras que la verdadera clave para comprender el poder del PP madrileño en los últimos 26 años hay que buscarla en su 
base social: «nuevas clases periurbanas, grandes y pequeños rentistas (en un país con el 77% de familias con vivienda en propiedad, 7 puntos por encima de la media europea), el sector hotelero, el pueblo conservador de la periferia madrileña y un tejido empresarial educativo, sanitario, de residencias para ancianos que se beneficia de las redes clientelares». Por otro lado, para Tamames, la propuesta del PP basada en «especulación inmobiliaria, el ladrillo y el turismo» es incapaz de «consolidar a España como potencia exportadora según el modelo de Alemania», o sea, precisamente lo que implicaría el nuevo Plan Marshall europeo.
El sistema politico español está buscando un equilibrio entre «maquinaria y ladrillos», donde por «ladrillos» hay que entender en un sentido amplio gastos e inversiones para reconstruir, y mantener juntas, las bases de masa de los grandes partidos, cuyas oscilaciones han dado vida al nuevo ciclo político. 

Límites territoriales 

Así pues, no parece casual que el plan de recuperación de Sánchez incluya, además de la política industrial en energías renovables y digitalización, también casi 6 mil millones dedicados al rendimiento energético de los inmuebles y a la construcción de nuevas viviendas. Por su parte, el PP, al día siguiente de la victoria, publicó un artículo significativo en El Mundo, firmado por su portavoz europea Dolors de Montserrat (Barcelona, 1973) y por el líder del PPE, el alemán Manfred Weber. En la premisa declaran que «en algunos ámbitos se tendrían que devolver competencias a los Estados miembros», aunque por otro lado «la acción común es crucial y la UE necesita mayores poderes ejecutivos». He aquí una posible interpretación del "trumpismo light": seguir empuñando la bandera del soberanismo para que no lo hagan los demás y, al mismo tiempo, apostar por una integración europea más sólida. 
Según observa Tamames, los mayores límites del PP serían territoriales. Dado que el trasvase de votos entre los bloques sigue siendo modesto, «gobernar España exige alcanzar acuerdos con los partidos regionalistas e independentistas, lo que facilita a la izquierda, menos centralista que la derecha». 
Sin embargo, en el propio PSOE hay quien ha leído el resultado de Madrid como un castigo a la política de Sánchez y a una coalición desequilibrada hacia la izquierda, que a menudo se ha apoyado en los independentistas catalanes y vascos. En las primarias socialistas en Andalucía, convocadas en la perspectiva de un anticipo electoral en una de las comunidades autónomas españolas más grandes, Susana Díaz (Sevilla, 1974), protegida del expresidente Felipe González, encarna una opción más centrista que vuelve a levantar la voz. 
Sánchez busca la recuperación económica y la perspectiva de una rápida vacunación, pero ante él tiene a un Madrid hostil y a una Cataluña donde, a pesar de que los socialistas hayan salido primeros en las elecciones de febrero, los independentistas en su conjunto siguen haciendo girar a Barcelona sobre sí misma. 

Espacio Úrsula 

El resto del país muestra realidades diferenciadas. Por ejemplo, el socialista valenciano Ximo Puig (Morella, 1959), presidente de la cuarta comunidad por número de habitantes, con un puerto estratégico del Mediterráneo, recuerda que «Sánchez es el mayor referente de la socialdemocracia europea». Desde Galicia, Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), único popular que gobierna su comunidad con mayoría absoluta, reclama para el PP un «cambio de ciclo [para volver a hacer] una política más occidental, más europea, más previsible». Ellos recuerdan que las versiones más conciliadoras del PSOE y del PP constituyen para muchas comunidades, el enlace con la Comisión UE de Úrsula van der Leyen y con los fondos del Next Generation EU. 
Ayuso ha hecho famoso su lema «Madrid es España», aunque si se mira bien, España no empieza en Madrid y no acaba en Barcelona. De hecho, su «terremoto político» madrileño tenía el epicentro en la periférica Murcia. Parafraseando al debate italiano, ¿es posible encontrar en España un espacio Ursula, que conecte a las principales formaciones españolas con la directriz europea? Ciertamente existe dicho espacio político, social, territorial y, en parte, generacional de entendimiento entre las grandes fuerzas políticas. La cuestión es quién y cómo lo va a gestionar. 


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