Sitios productores de vacunas anti Covid-19 en la UE y en Gran Bretaña. En algunas fábricas (evidenciadas en rojo) se produce la sustancia biológica activa, en otras se efectúan las fases finales de finalización, envasado en ampollas y confeccionamiento. En parte, las fábricas pertenecen a las empresas propietarias de la vacuna, más de la mitad pertenecen a sociedades que trabajan por cuenta de terceros (CDMO, Contract Development and Manufacturing Organization). Cuatro vacunas están autorizadas en la UE (BioNTech/Pfizer, Oxford/ AstraZeneca, Moderna e J&J); las demás están siendo examinadas por los entes reguladores (Cure Yac y Novavax) o todavía están en las fases de experimentación clínica.
Fuentes: EDJNet - European Data Journalism Network, 5 de marzo; Comisión europea; comunicaciones de empresas.
Los aparatos industriales frente a frente
Según la sociedad de análisis inglesa Airfinity, en 2021 en todo el mundo se producirán unos 9,5 mil millones de dosis de las vacunas contra el Covid-19, el doble de la producción anual de todos los tipos de vacunas en la época de prepandemia (5 mil millones, excluyendo las antipolio orales, las vacunas para los viajeros y para uso militar), frente a una necesidad, para inmunizar a dos tercios de la población mundial, de 11,5 mil millones de dosis (Airfinity, 8 de marzo). El desarrollo de las vacunas ha sido excepcionalmente rápido, aunque su fabricación a larga escala ha presentado dificultades y retrasos. Y a en 2020 se produjo tan solo el 4% de las dosis previstas ( op. cit.).
La producción se concentra en un número limitado de países, en gran medida interdependientes por las cadenas de suministro que atraviesan las fronteras de los Estados y los continentes. Entre los países productores, el Banco Mundial identifica un «Covid-19 vaccine producers club» de 13 países que fabrican tanto el principio activo como sus componentes. Este restringido «Vaccine Club» se ha adjudicado también el 60% del total de los Advance Purchase Agreements (APA) las compras anticipadas de vacunas con las compañías farmacéuticas (World Bank, The Covid-19 vaccine production club, marzo de 2021).
La preocupación del Banco Mundial es que «las formas agresivas de nacionalismo vacunal», limitando las exportaciones, rompan las cadenas de suministro globales. En cambio, la Organización mundial de la salud (OMS) teme que las vacunas en gran parte del mundo, como en África, no lleguen antes de 2023 o 2024.
En junio del año pasado, la alianza global para las vacunas GA VI, junto a Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI) y a la OMS, promovió el programa COV AX que incluye 192 países con la finalidad de garantizar una justa distribución global de las vacunas, proporcionando inicialmente dos mil millones de dosis, por dos tercios gratuitamente, a 92 países de renta baja. Las donaciones escasean y, dos meses después del inicio de la campaña de vacunaciones, COV AX todavía no había podido entregar una dosis a los países más pobres (Financia[ Times, 13 de febrero). Inicialmente concebido como un único centro de selección para los pedidos de vacunas en el mundo, del cual todos los países, ricos y pobres, habrían obtenido sus dosis, observa el periódico de la City, el programa ha naufragado en la carrera a los acuerdos bilaterales entre las naciones más ricas y las sociedades propietarias, y el destino prioritario a las exigencias internas practicada por países como Estados Unidos, Gran Bretaña y, más recientemente, también
por la India.
La limitada producción unida al contencioso surgido sobre los suministros entre la Comisión Europea y las sociedades farmacéuticas en particular con la anglosueca AstraZeneca ha impulsado a varios líderes europeos
(y a varias personalidades científicas y políticas) a plantear la cuestión de las patentes. El presidente del consejo europeo, Charles Michel, a principios de año planteó la posibilidad para la UE de adoptar "medidas urgentes" previstas en el artículo 122 del Tratado-para imponer a las empresas la concesión de la "licencia obligatoria"
(Político, 3 de febrero). De hecho, el pasado mes de diciembre algunos países, entre ellos India y África del Sur, solicitaron a las empresas que renunciaran a la exclusividad sobre la patente, pero dicha solicitud fue rechazada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Unión Europea (New York Times, 25 de diciembre.
La tutela de la propiedad intelectual está reglamentada por los acuerdos TRIPS (Trade related aspects of intellectual property rights) de la World Trade Organization (WTO). La enmienda, adoptada en la Conferencia de Doha de 2001, y sucesivamente precisada, prevé el derecho de un Estado de fabricar ( o hacer producir a terceros) un fármaco en caso de emergencia sanitaria nacional sin la autorización de la empresa propietaria de la patente sobre el producto o sobre su proceso de fabricación. En 2017, los países que ratificaron la enmienda alcanzaron las dos terceras partes de los miembros del WTO, haciéndolo operativo. La compulsory licence podría facilitar la entrada de nuevas empresas en el mercado, pero de todos modos deja abierto el problema de la capacidad productiva de medicamentos de alta tecnología como las nuevas vacunas.
Muchos desean una especie de "internacionalismo vacunal"; sin embargo, su realización presupone la superación de las barreras y de los conflictos, comerciales y no, entre los Estados y de la competencia entre los grupos económicos; conlleva la puesta en común de los recursos y capacidades productivas, la coordinación y el control de la producción global de las vacunas y de su distribución según las necesidades públicas mundiales. Como mínimo, significa quitarles la característica de mercancía, que es· la forma en que se presentan los productos del trabajo humano en el sistema social capitalista.
Los críticos del "neoliberalismo" y de la globalización se detienen en el umbral de la crítica a las que son las bases mismas de la formación económico social capitalista, enojándose periódicamente con el enorme poderío de los bancos o la avaricia de las multinacionales etc., y cultivando la ilusión de que es posible eliminar solo algunas de las formas más odiosas, pero inevitables, del capitalismo en su madurez imperialista. Lo que Lenin llamaba una «piadosa ilusión».
Potencias industriales frente a frente
Airfinity calcula la producción de vacunas contra el Covid-19 a finales de marzo en 229 millones de dosis en China, 164 en Estados Unidos, 125 en India, 110 en la Unión Europea ( en sus tres cuartas partes entre Alemania, Bélgica y Holanda), 16 en Gran Bretaña. China ha destinado a la exportación el 48%, de las dosis, India el 44% y la UE el 42%. Estados Unidos y Gran Bretaña las han retenido todas para el mercado interior (Airfinity, 24 de marzo).
El comisario para el Mercado interior, Thierry Breton, opina que la UE está «ganando la batalla industrial»: produciendo escribe más de 200 millones de dosis de vacunas, ha alcanzado la producción corriente en Estados Unidos y se prevé que la capacidad productiva anual de la Unión alcance los 3 mil millones de dosis antes de finales de año. Breton reivindica también el rol de la Unión como exportadora de primera categoría en todo el mundo. Al menos las dos terceras partes de los 30 millones de dosis administradas en Gran Bretaña se han producido en Europa, y Gran Bretaña depende de la UE para la segunda dosis (Comisión europea, Beating COVID-19: Scaleup of vaccine production in Europe, 8 de abril).
Breton habla de 53 sitios productores de vacunas contra el Covid-19 en Europa. El 26% de las fábricas están en Alemania. Con Holanda y Bélgica los tres países hospedan el 40% de los sitios, que en algunos casos producen más de un tipo de vacuna. De hecho, por lo menos unas treinta fábricas pertenecen a empresas que trabajan por cuenta de terceros (CDMO, Contract Development and Manufacturing Organization ), de una decena de nacionalidades, sobre todo alemanas, españolas y americanas.
Asimismo, Breton escribe que la Unión es una potencia industrial que «es y quiere seguir siendo un jugador global», rechazando el «nacionalismo vacunal». De todos modos, desde el pasado mes de enero la Comisión europea condiciona las exportaciones de las vacunas a la autorización. La UE, según el comentario del británico Economist, se debate entre su reputación de «campeón de los mercados abiertos» y las necesidades internas de abastecimiento (27 de marzo).
Sobre la salud se está librando una batalla entre las metrópolis. La capacidad productiva de las vacunas, así como la eficiencia organizadora en el desarrollo de las estrategias de vacunación, precondición de una más o menos rápida recuperación económica, es un factor para medir la fuerza total de los Estados en la competición global.
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