A mediados de mayo, la pandemia de Covid 19 superó los 163 millones de casos en el mundo y 3,8 millones de muertos oficialmente registrados y, alternando fases de ralentización y aceleración, sigue su marcha.
La evolución pandémica es diferenciada entre los Estados y los continentes. Se frena en Europa y en Norteamérica gracias a restricciones y vacunas, avanza en muchas partes de Asia y de América Latina. Desde el subcontinente indio llega una advertencia. A primeros de febrero, la India contaba con 11 mil nuevos casos al día. Desde finales de marzo, ha sido devastada por una oleada que ha multiplicado los nuevos contagiados a 400 mil y los nuevos muertos a 4 mil al día en la primera semana de mayo. Según The Economist el número real de los casos podría ser de diez a treinta veces más alto (24 de abril).
Se saca a colación la desastrosa gestión de la epidemia por parte del gobierno de Narendra Modi y de los Estados indios ( «catástrofe nacional autoinfligida» la ha definido The Lancet), pero las raíces de la crisis son más profundas. India aspira al status de gran potencia económica, científica y militar, aunque su gasto sanitario público es el 1,2% del PIB, entre los más bajos de Asia e inferior a aquel de muchos países pobres. Tiene O, 7 camas de hospital y 0,9 médicos cada mil habitantes. El ya escaso sistema sanitario ha sido arrollado por la oleada de abril.
La catástrofe india amenaza a los vecinos en el Sudeste Asiático y alarma también la parte del mundo que confía en una cercana victoria sobre el virus pero que ahora teme volver a ser arrastrada por la tormenta.
La campaña de vacunación más grande de la historia está en marcha y avanza a una velocidad de 23 millones de dosis administradas al día: diez millones en China, dos en Estados Unidos, 3,5 en la UE, que debe recuperar un retraso de un mes y medio para con los EE.UU. A día 16 de mayo han sido inyectados 1,44 billones en 176 países (Bloomberg). Se ha alcanzado el 83% en los países de renta alta y medioalta, el 0,3% en los de renta baja (New York Times, Tracking coronavirus vaccinations). Los Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña juntas cuentan con menos del 11 % de la población mundial, pero han distribuido el 36% de las dosis.
Occidente ha priorizado a sus ciudadanos ha escrito Associated Press; en cambio, la «diplomacia de las vacunas» china es «un éxito» (2 de marzo). Cuatro vacunas chinas están en uso en un total de 77 países, sobre todo en Asia y América Latina, aunque también en Europa (Hungría, Turquía, Serbia, Ucrania)(NYT, cit.). Con "donaciones" y ventas, China continúa con su política de la "Ruta de la Seda sanitaria" con sus vacunas como arma de influencia económica y política.
La India había actuado contra la ofensiva china, aprovechando «su capacidad productiva para demostrar su potencia científica y reforzar los vínculos bilaterales»; C. Raja Mohan, director del Institute of South Asian Studies de la Universidad de Singapur, ha definido dicha actuación como «una demostración de soft power». La India habría tenido que suministrar millones de dosis de la vacuna de Oxford, AstraZeneca a seis países de sus alrededores en «uno de los esfuerzos de diplomacia vacuna más costosos del mundo» (Financial Times, 2 de febrero). Sin embargo, la "diplomacia de las vacunas" india en el Sudeste Asiático ha naufragado en la nueva explosión epidémica y las disponibilidades han sido reservadas al mercado interior.
Rusia sigue con su política con el Sputnik V del Instituto Gamaleya, que usa la técnica del vector viral como Oxford AstraZeneca. El Sputnik V ha sido autorizado en 65 países, en Asia, América Latina y África. Actualmente, se utiliza en 38, entre los cuales está Hungría que, único en la Unión, ha adquirido 1,8 millones de dosis (ECDC).
batallas estratégicas
Para frenar la "influencia sanitaria" china en el Sudeste Asiático, el 12 de marzo Estados Unidos, Japón, la India y Australia en la cumbre del Quad habían lanzado la Quad vaccine partnership para suministrar a los países.de la región Indo Pacífica, antes de finales de 2022, mil millones de dosis de la vacuna de la multinacional americana Johnson & Johnson. La vacuna se producirá en la India, el proyecto estará financiado por Estados Unidos y Japón, y Australia dará asistencia en la logística y distribución (Hindustan Times, 13 de marzo).
La explosión de los contagios en la India ha alimentado las presiones para responder a la desesperada necesidad mundial de vacunas. Ya el otoño pasado, al menos 100 países de la OMC, encabezados por la India y Sudáfrica, pidieron la suspensión de la tutela de la propiedad intelectual sobre las vacunas anti Covid, reglada por los acuerdos TRIPS (Trade related aspects of intellectual property rights). los Estados Unidos, la UE y Gran Bretaña rechazaron esta petición, pero a primeros de mayo la administración Biden anunció la disponibilidad americana a apoyar la "renuncia" temporal a las normas sobre las patentes de las vacunas anti Covid 19, como «medida extraordinaria» que las «circunstancias extraordinarias» requieren. La jugada americana es «probablemente el intento de contrarrestar al menos con palabras el éxito de la diplomacia sanitaria de Moscú y Pekín», ha escrito Beda Romano (JI Sole-24 Ore, 7 de mayo). Algunos países, entre los cuales están la India y Sudáfrica, se han presentado para ser productores de vacunas anti Covid, pero las negociaciones en la OMC tardarían meses en adquirir la competencia en las nuevas tecnologías, adecuar las plantas de producción y autorizarlas.
Stéphane Bance!, administrador delegado de la estadounidense Moderna, que produce la segunda vacuna de mensajero-RNA hasta ahora en uso, afirma que «no existe en el mundo capacidad productiva con base mRNA no utilizada» (Financial Times, 7 de mayo). Para las empresas el verdadero "tapón" que limita la producción lo constituye la escasez de componentes y distintos materiales, desde las bolsas de plástico de los biorreactores hasta el vidrio y los tapones de las ampollas; y decenas de dichos componentes están, a su vez, protegidos por patentes.
Las restricciones a la exportación de productos intermedios impuestas por los
Estados Unidos escribe Handelsblatt (10 de mayo) ralentizan la producción no solo en Alemania sino también en la India. Si se anularan, la producción mundial de vacunas podría llegar a 14 mil millones de dosis este año. Según el periódico económico alemán, la propuesta de Joe Biden es una jugada de política exterior con función antichina y antirrusa pero, en el fondo, demagógica. «El cese de las patentes no con llevaría ni siquiera una dosis más a corto y medio plazo», ha declarado la presidenta de la Comisión europea Úrsula von der Leyen en la reciente cumbre UE de Oporto.
Frankfurter Allgemeine Zeitung ha señalado a las vacunas como nuevo terreno de «batalla geopolítica» en la lucha contra la pandemia entre Estados Unidos y la UE, «la única potencia democrática» que actualmente exporta y suministra vacunas a terceros países (10 de mayo). Para la canciller Ángela Merkel, la cesión de las patentes implicaría asimismo un traspaso de competencias a China para producirlos; «el factor limitativo en la producción de vacunas es la capacidad de producción y los altos estándares de calidad, no las patentes» (Süddeutsche Zeitung, 6 de mayo).
El presidente francés Emmanuel Macron ha acusado a los «países anglosajones» de obstaculizar.el suministro mundial de vacunas salvavidas con las barreras a la exportación (Financial Times, 7 de mayo). En cambio, la Unión exporta el 50% de su producción y participa en los programas de ayuda a los países más pobres.
Ética y negocios
La iniciativa americana ha sido acogida favorablemente por la OMS, Rusia y China, y en varias partes se solicita la liberalización de las patentes de las vacunas anti Covid-19 por motivos éticos. La eticidad de la tutela de la propiedad intelectual de los medicamentos lleva cuestionándose desde los orígenes de la moderna industria farmacéutica, pero a menudo también viene utilizada para cubrir guerras comerciales y proteccionistas.
El historiador Jonathan Liebenau observaba que las grandes empresas farmacéuticas no se comportan de manera diferente respecto a todas las demás, al recurrir sin escrúpulos a los medios típicos de las guerras comerciales, desde el dumping a la violación de las leyes sobre la propiedad intelectual. La diferencia estriba en los esfuerzos que estas empresas hacen por presentarse como si las movieran mayores motivaciones éticas, dedicándose a la alta ciencia y a la salud humana (J. Liebenau Medical science and medical induscry, Johns Hopkins University Press, 1987).
Desde sus orígenes, las patentes han sido una de las armas usadas por las grandes sociedades para transformar la competencia en monopolio, escribía Lenin en 1916, y su violación es un medio para socavar las posiciones dominantes. Se sabía de antemano que las grandes empresas farmacéuticas se rebelarían la patente garantiza a las empresas propietarias una condición de monopolio durante 20 años, pero el enfrentamiento incluye las batallas entre las potencias sobre sectores considerados "estratégicos".
En las vacunas contra el nuevo coronavirus se miden la capacidad científico tecnológica y la fuerza industrial de las potencias. En particular, es una carrera en las biotecnologías médicas, un campo en el que Estados Unidos ocupa una posición dominante y China aspira a convertirse en la próxima "súperpotencia biotecnológica", con grandes inversiones que involucran ampliamente el aparato militar-industrial.
De las vacunas realizadas hasta ahora, tres usan una tecnología basada en el mRNA, representan una "revolucionaria" innovación y abren grandes horizontes y un gran mercado a la inmunoterapia de muchas enfermedades, entre las cuales el cáncer: dos son alemanas, de las sociedades BioNTech (en colaboración con Pfizer) y CureVac (esta última se aprobará próximamente en Europa), una es americana (Moderna).
Ugur Sahin, cofundador y administrador delegado de BioNTech, nos cuenta que tiene 14 antitumorales en vías de experimentación y aspira a que dicha empresa se convierta en «la potencia de la inmunoterapia del siglo XXI» (Financia/ Times, 11 de mayo).
La réplica tajante por parte de Alemania y de la Unión a la propuesta americana denuncia explícitamente el temor de que la ventaja adquirida por la investigación biotecnológica alemana pueda verse rápidamente erosionada por el traslado de tecnología a la competencia. Dieciséis candidatas vacunas a base mRNA y diez a base DNA están actualmente en fase de estudio clínico en diferentes países (WHO, Landscape of novel coronavirus candidate vaccine development, 11 de mayo). China tiene en fase 3 una vacuna mRNA desarrollada por la Academia Militar de las Ciencias en colaboración con dos sociedades biotecnológicas capaces de hacer frente a la producción a gran escala, y otra más en fase l. La propia BioNTech que está asociada con Fosun Pharma para el mercado chino va a construir en China una planta productora.
La exportación de capitales significa también exportación de know how, el conjunto de competencias tecnológicas. No hay dudas acerca de la ventaja alemana y americana en este filón biotecnológico. Pero tan solo es cuestión de tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Recuerde que los comentarios serán moderados y serán publicados a la brevedad ...